Pablo Picasso nos ha dado mucho por contar. A través de sus obras, nos muestra una forma de mirar y comprender trazos de vida que él supo plasmar a su realidad. Sin embargo, cuando todavía era un adolescente, Picasso ya mostraba una habilidad impresionante para su edad, decidiendo partir a una temprana edad a la ciudad de Madrid, plantándose en el barrio de Lavapiés.
Desde entonces, Picasso ya era capaz de pintar gran cantidad de figuras ciñéndose con naturalidad a las normas más conservadoras de la composición académica, por lo que necesitaba una escuela en la que canalizar y pulir de la mejor forma ese arte. Eligió la Academia de Bellas Artes, pero donde dejó parte de sus primeras historias fue en su casa de Lavapiés.
3La estancia en Lavapiés unió a Picasso, Isbert y Fernando Mora

Aquella convivencia entre dos jóvenes Picasso e Isbert se recuerda hoy a través de un mural por obra de la ceramista Lola Gil, que les conmemora a ambos en la fachada de este edificio, ilustrando una partida de cartas entre el pintor universal y el protagonista de las películas de Berlanga.
Otro de los no tan secretos que se pueden contemplar a día de hoy es que Picasso también pudo conocer en esa pensión durante su estancia en Lavapiés al novelista y periodista Fernando Mora, ambos viviendo en un ambiente bohemio e intelectual.
Fue ese talento que ya se concebía en aquel adolescente Pablo Picasso el que hizo valer a la autora de este mural, Lola Gil, para juntarles en aquel barrio pequeño de Lavapiés que les acogió de la mejor manera. Años más tarde, y a consecuencia de la Guerra Civil en España, Mora moriría ejecutado en el año 1936 a manos de los franquistas.