Teletrabajo, confinamiento, desescalada… son palabras que el coronavirus ha puesto más de moda que nunca. La declaración del estado de alarma, provocada por la pandemia, ha supuesto estar más tiempo en casa. Y, con ello, ha cambiado algunos hábitos que, bien por falta de tiempo, bien por desinterés, se han vuelto a poner de moda. Se cocina más, se dedica más tiempo al bienestar personal, o se da rienda suelta a aficiones olvidadas. Una nueva forma de ver la vida que ha desempolvado viejos cacharros.
En el plano deportivo, la bicicleta estática se puede decir que ha resucitado gracias al coronavirus. Tantas horas en casa, sin poder pisar la calle, ha metido el miedo en el cuerpo a más de uno. Quien más, quien menos, tiene una bici estática que ha recuperado. Hay que volver, una vez la desescalada vaya tomando forma, en plena forma (valga la redundancia). Todo un lujo para quien poseía este bien preciado, a la par, que arrinconado en muchos hogares. Quien no tenía el placer, ha tenido que luchar por conseguir una vía online. Y es que llegaron a agotarse.
La bicicleta estática ha sido uno de las grandes triunfadores en la pandemia junto a las videoconsolas antiguas
“El confinamiento es una buena oportunidad para ponerse en forma y recuperar hobbies a los que antes no podíamos dar tiempo”, destaca Guillermo García–Baragaño, director general de Kipin Energy. Uno de esos entretenimientos son las videoconsolas. Volver a disfrutar de esos juegos clásicos ha sido como retroceder en el tiempo (y rejuvenecer) para muchas personas. La Nintendo 64, la primera Play Station, o la Game Boy han salido del cajón por el mayor tiempo en casa por el coronavirus para vivir una segunda juventud.
Junto a las videoconsolas antiguas, los ordenadores de sobremesa han servido para que la familia los utilizase con una gama de utilidades mayor. Desde trabajar, hasta que los peques de la casa realizasen los deberes, o jugar en línea con compañeros de trabajo o de colegio. Según Decix, el tráfico de internet dedicado al juego online ha experimentado un crecimiento del 25%.
CORONAVIRUS VS HORNO
El horno, ese gran desconocido. Para muchas familias, un lugar más donde guardar sartenes u otros instrumentos de cocina. Sin embargo, con el coronavirus, la vena pastelera ha vuelto (quien sabe si para quedarse), o se ha desatado después de estar dormida. Y, los más atrevidos, hasta se han puesto el gorro de chef para emular a los concursantes del popular programa de televisión.
Un horno que también ha servido para cocinar ese pan casero que ha hecho que las ventas de harina se hayan disparado durante la pandemia. Batidoras y amasadoras caseras se han desempolvado. Ya todo venía hecho, desde la mayonesa, hasta los zumos, el coronavirus les ha dado una segunda oportunidad.
Con tiempo libre, pero sin poder salir a la calle, la televisión ha sido un clásico que nos ha acompañado en tiempos de coronavirus. Y qué mejor que ver una película con unas buenas palomitas. La máquina de hacer palomitas ha vuelto. Como también lo ha hecho el humidificador, ese aparato que, cualquier matrimonio con hijos, acabó comprando con la llegada de su primer vástago. Su fin es el de ayudar a respirar mejor. Algo necesario para aquella persona que ha sufrido el virus.
Otros tres aparatos más han sido protagonistas durante estos días. Y los tres tienen que ver con el deseo de las personas de encontrarse bien con ellas mismas. Se trata de las máquinas de depilación, las afeitadoras, y las lámparas de manicura. El no poder asistir a los centros de depilación, el por qué no cambiar y raparse la cabeza, o tener unas manos perfectas han sido la excusa ideal para desempolvar estos, y otros, aparatos que estaban muertos en casa. El coronavirus los resucitó.