Por fin llegó el día tan esperado para tantas familias: «¡Niños, nos vamos a la calle!».
Lo estaban deseando, hijos y padres. Como relata Paloma Carrasco, psicóloga de Quirónsalud Sagrado Corazón «muchos en casa estamos más irritables y nerviosos, estar encerrados tantos días es difícil».
Como explica la especialista, «el beneficio psicológico y físico es evidente, tomar el aire, recibir los rayos de sol, poder saltar, correr y pasear, les despeja y nos despeja». Pero hay que tener cierto cuidado, incide, depende mucho de cada niño y de la edad. «Los más miedosos y aprensivos, pueden sufrir estrés con la salida y, por el contrario, los más aventureros y traviesos, pueden sufrir frustración al ver sus grandes expectativas no cumplidas». Por este motivo, «se hace indispensable, que los padres expliquen a sus hijos, lo que está ocurriendo ahí fuera, — algunos por sobreprotección no han informado correctamente sobre lo vivido estos días — también hay que ayudarles a entender las normas para la salida». La especialista aconseja, en especial para las familias con niños menores de 6-7 años, «hacerlo a modo de ´reglas de juego´, de manera que antes de salir por la puerta, repasemos en alto dichas normas: distancia de seguridad, como debemos actuar en el caso de cruzamos con amigos o familia, el proceso de higiene a la vuelta, etc.».
Respecto a llevar juguetes, la opinión de la experta es usar solo patinetes, patines o bicis, pero no objetos sueltos que puedan caerse o rodar, al menos hasta que no se abran parques, ya pues puede resultar peligroso.
Asimismo, Paloma Carrasco apunta que mientras se pueda evitar, no se debe llevar a los niños a espacios cerrados ni a tiendas. Los niños llevan en espacios cerrados muchos días y lo que necesitan es estar en el exterior.
Respecto a las mascarillas la especialista aconseja que, aunque en principio no hacen falta en la calle posiblemente las tendrán que usar más adelante, por lo tanto, «los llevaría con ellas al menos un rato y, sobre todo, jugaría en casa a simular la situación, si no lo hacemos, corremos el riesgo de que les produzca cierta ansiedad o miedo al ver a personas con ellas puestas o tener que ponérselas de pronto al entrar en algún sitio».
Por último, Carrasco hace hincapié en que es muy importante que hablemos con los niños que son algo mayores y por tanto pueden salir solos a dar un paseo o hacer la compra. Por un lado, darles esa responsabilidad y que vayan viendo de cerca la realidad que los adultos vemos en los supermercados, por ejemplo. «Es positivo, pero no nos engañemos, es propio del adolescente tener conductas de riesgo, y hay que evitar que crean que pueden quedar con amigos, cosa que están deseando como es natural».
Por tanto, la experta concluye que «lo importante es compaginar desde un lado positivo y con sentido del humor todo lo que está pasando y todas las condiciones nuevas con las que se va a producir la salida: Al mismo tiempo involucremos, al menos a los más mayores, en la responsabilidad civil que tenemos cada uno para no retroceder en los pasos dados contra el virus».