Parece que a estas alturas de la cuarentena, se ha desatado una fiebre repostera, que ha hecho que productos como la harina y la levadura desaparezcan rápidamente de los estantes del supermercado. Salir del confinamiento con varios kilos de más merecerá la pena si los postres caseros nos ayudan a sobrellevar mejor el confinamiento. Y es que es sabido que los momentos de cierta angustia se llevan mejor con algo dulce, como nos enseñó en su día la mítica Mary Poppins. Ahora que hay tiempo y ganas, se puede experimentar, darle un toque personal a alguna receta, o intentar preparar aquel bizcocho que hacía la abuela pero que nunca te queda igual. Hacer un buen bizcocho no es difícil pero a veces el resultado no es el deseado y resulta muy decepcionante. Sacar el postre del horno y descubrir que ha quedado deformado, que no ha subido o que se rompe al desmoldar, naturalmente da mucha rabia. Por suerte cada problema tiene una solución, solo hay que evitar cometer ciertos errores. Toma nota de los siguientes trucos.
4NO HA SUBIDO
Es el problema más habitual cuando preparamos bizcochos. Puede deberse a distintos factores:
- Mezcla mal batida. Una recomendación interesante es tamizar los ingredientes secos y mezclarlos muy bien entre si para que la levadura quede perfectamente repartida.
- Demasiada harina y poca levadura. Hacer un bizcocho es hacer química, y como en la química las mezclas tienen que hacerse con las cantidades exactas de cada elemento.
- Mala calidad de los ingredientes. Hay que saber escoger bien los ingredientes para que nuestro bizcocho quede perfecto. Usar mantequilla de mala calidad, levadura pasada, harina con demasiada proteína o huevos demasiado pequeños, pueden alterar el resultado.
- Temperatura. Con temperatura no nos referimos solo a la del horno, también a la de los ingredientes. Tienen que estar a temperatura ambiente, ya que si están fríos no se mezclan correctamente y puede impedir que la levadura se active correctamente.