Cada día, la inteligencia artificial juega un papel más importante en el diagnóstico de enfermedades. Sobretodo mediante pruebas de imagen en las que un ojo humano poco entrenado podría llegar a confundirse. Además, también es capaz de prevenir brotes, evitando así terribles epidemias, pues detectarían enseguida signos, antes de que esto fuera incontrolable.
No son pocos los científicos que coinciden en que, en un futuro no muy lejano, un algoritmo que esté bien capacitado podría ahorrar mucho tiempo al periodo para seleccionar los mejores fármacos para el tratamiento de una enfermedad. En situaciones como la que se vive actualmente con el coronavirus, esto sería una gran noticia. Pero también valdría para solucionar muchos problemas más antiguos. A continuación, descubrirás cómo puede ayudar la inteligencia artificial.
2La inteligencia artificial contra las superbacterias
Los investigadores del MIT hicieron un comunicado en el que reconocieron que no era la primera vez que usaban un modelo predictivo in silico. Esto es el equivalente a in vitro cuando se hace referencia a las pruebas hechas en un ordenador, en lugar de ensayo de laboratorio. Pero, normalmente solo se dedicaban a la detección de ciertos grupos químicos concretos o estructuras, sin ir más allá. Cuentan que lograron llegar a este punto tras capacitar a su algoritmo con la ayuda de 2.500 moléculas, las cuales incluían 1.700 medicamentos aprobados por la FDA. Además de 800 productos naturales, de forma que se consiguió que las redes neuronales ‘aprendieran’ a reconocer la función de cada estructura.
Cuando acabaron con el entrenamiento, hicieron la prueba de escanear una biblioteca de casi 6.000 compuestos, con propiedades y fórmulas químicas de gran diferencia. De todos, el modelo detectó la halicina, una sustancia que tiene un gran poder bactericida. A continuación, tuvieron que comprobar si este podría actuar como alternativa a los antibióticos. Lo probaron sobre cultivos de superbacterias, aisladas de pacientes humanos. Fue cuando descubrieron que podía combatirlas con una eficacia mucho mayor a la de los antibióticos, incluso en bacterias muy resistentes. Por último, lo probaron el fruto de esta inteligencia artificial en ratones infectados con Acinetobacter baumannii, un patógeno oportunista. Este es el responsable de muchas de las infecciones que las personas inmunodepresivas sufren, y los resultados fueron positivos.