El próximo lunes termina la ‘hibernación’ de la economía, esa medida temporal adoptada en la segunda fase del Estado de Alarma para reducir al mínimo la movilidad. Había que dar un paso más para contener el contagio del covid-19 y se mandó a casa a los operarios de la construcción y de la industria no esencial, entre el 30 de marzo y el 9 de abril –de facto, el lunes 13-. Entonces el Gobierno habilitó la figura del “permiso retribuido recuperable”, para que “empresas y trabajadores cedan”, explicaba la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y «tengan hasta el 31 de diciembre» para pactar la devolución de las horas de parón. La medida alcanzó también a industrias que se habían negado a cerrar semanas antes por considerarse “servicio esencial”. Airbus, una de ellas, afronta ahora la ‘deshibernación’ planteando ajustes para dar respuesta a las cancelaciones de pedidos.
Airbus echaba el cierre el pasado 30 de marzo, en respuesta a la suspensión de la actividad no esencial decretada por el Gobierno, y reducía al mínimo la actividad de sus centros de producción en España. En este sentido, la Dirección de la compañía informaba a sus trabajadores de la decisión de cerrar, “salvo servicios muy esenciales”. El fabricante aeronáutico paraba así todas sus secciones a excepción de “las que prestan servicios de apoyo en vuelo y de apoyo a las fuerzas Armadas (FFAA)”, una actividad que, según fuentes consultadas entonces por MERCA2, “se adaptarán a las necesidades de las FFAA durante todos estos días”.
Ahora el gigante europeo reanudará la actividad, como tantas otras industrias, aunque tendrá que afrontar un balance de daños. La cancelación de pedidos de aviones por parte de las aerolíneas, gravemente damnificadas por la crisis, y el aplazamiento en algunas de las entregas previstas, obligarán a Airbus a tomar medidas de ajuste, tal y como publica La Voz de Cádiz. Si bien es cierto que el fabricante francés ya había anunciado, con carácter previo a la crisis por el covid-19, que acometería un ajuste de 2.362 empleados en su división de Defensa y Espacio en Europa, de los que 630 de los puestos corresponden a España. Los sindicatos rechazaban de forma unánime la medida. Llueve sobre mojado.
En esta ocasión, el duro golpe asestado a Airbus viene propinado por las aerolíneas, según la información recogida por el diario andaluz. La decisión de easyJet de cancelar un pedido de 107 aviones de los modelos A320 y A320neo es «la punta del iceberg«. La compañía low cost está dispuesta a renunciar a este pedido, firmado el pasado año, ante las pérdidas que acumula la aerolínea con motivo del confinamiento en Europa y de la ausencia de vuelos. Los ejecutivos de la compañía aérea reconocen que no es el mejor momento para invertir ahora 5.000 millones de euros en la renovación de una parte de la flota.
En la actualidad, Airbus tiene pendiente de entrega, sólo a aerolíneas europeas, 1.197 aviones, lo que supone el 9,4% de los pedidos realizados y sin entregar que tiene en cartera en todo el mundo.
EL FINAL DE UNA TREGUA
El incremento en las medidas restrictivas impuesto por el Gobierno a las actividades consideradas no esenciales llegaba en el momento oportuno para Airbus. La situación límite previa a la paralización de la economía presagiaba un choque de trenes. Las organizaciones sindicales habían elevado el tono: UGT exigía el cierre inmediato de Airbus y CGT convocaba huelga. Sin embargo, el parón en la actividad traería dos semanas de tregua entre dirección y representantes de los trabajadores, a la espera de la evolución de la crisis.
El origen del conflicto se remonta al primer decreto de Estado de Alarma. Entonces, tras un parón de cuatro días “para reforzar medidas sanitarias y preventivas en los centros de trabajo” ante el brote de coronavirus, según la Dirección de Airbus, las factorías españolas reanudaban la actividad. Fuentes sindicales negaban que la actividad de la compañía tuviera un motivo esencial o estratégico que la justificara y solicitaban el cese del trabajo presencial en las plantas, donde ya se habían registrado bajas por contagio de covid-19.
Ante la falta de acuerdo entre empresa y sindicatos y, también, ante la ausencia de claridad en relación a las actividades esenciales, las factorías de Airbus en España albergaban una lucha diaria por salvaguardar la salud y la actividad que no ponía a empresa y trabajadores de acuerdo. Los días de permiso retribuido recuperable dieron paso a un cese de las hostilidades que, si no se llega a un acuerdo antes, volverán a reactivarse a la vuelta de Semana Santa.
LA DESHIBERNACIÓN Y LOS ESTADOS DE ALARMA
El caso es que el camino de vuelta a la actividad tampoco escapa a la confusión generada tras el anuncio de puesta en marcha de la medida. Las dudas sobre la consideración de actividad esencial y no esencial parece que siguen planeando, y este miércoles, la ministra de Industria, Reyes Maroto, tampoco se ha molestado en despejar dudas, al omitir referencias expresas a sectores concretos. Por tanto habrá que echar mano de las declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su última comparecencia el pasado sábado, para interpretar la medida: todo volverá a la “normalidad previa” a la publicación de ese real decreto.
Incluso anticipando escenarios futuros, Sánchez aseguró que “a partir del 26 de abril seguirá el Estado de Alarma pero se introducirán nuevos matices”, y concluyó, “durante las próximas semanas habrá diferentes estados de alarma que se irán adaptando a la situación que, en cada momento, aconsejen los expertos científicos así como el Comité Técnico”.