Dos de los grandes proveedores de infraestructura de red en Europa, Ericsson y Nokia, aspiran a superar la crisis sanitaria provocada por el coronavirus con relativo éxito. La desconfianza hacia los proveedores de origen chino y el mantenimiento de las telecomunicaciones como un servicio esencial juegan a su favor.
Bajo este escenario, los dos fabricantes nórdicos mantienen el pulso, de nuevo, en un mercado que se ha vuelto ultracompetitivo. Así, tras unos meses convulsos por la guerra comercial entre China y EEUU, que se tradujo en el conflicto con Huawei, ahora mismo su máximo rival para los despliegues de red -fija y móvil-, en estos momentos parece que el mercado lo tienen a favor. Según un informe de Barclays al que ha tenido acceso MERCA2, la crisis desatada por el covid-19 no dañaría los márgenes de estas dos compañías tanto como a empresas de otros sectores.
En concreto, según señalan los analistas, puesto que las telecomunicaciones se han convertido en un servicio esencial, todavía tendrían una demanda relativamente alta. Esto supondría que, pese a tener que paralizar algunas partes en la cadena de producción, la necesidad de sus servicios y materiales todavía sería continua.
Además, cabe señalar que Huawei, en el ámbito del desarrollo del 5G, todavía se mantiene vista con recelo por parte de algunos países miembros de la Unión Europea. Bajo esta circunstancia, Ericsson y Nokia seguirán estando presentes en la mayoría de planes estratégicos por parte de los operadores de telefonía para el desarrollo de nuevas infraestructuras.
ERICSSON Y NOKIA, ESENCIALES
Según asumen en el informe, una de las claves que ha llevado a los analistas a dar recomendaciones positivas en el mercado a Ericsson y Nokia tiene que ver con el hecho de que el confinamiento haya disparado el consumo de servicios relacionados con las telecomunicaciones.
El único aspecto negativo que observa el informe tiene que ver con el desarrollo del 5G. Muchos gobiernos, incluido el de España, ya han anunciado que las subastas de espectro de radio se van a postergar debido a la crisis sanitaria. Eso, de facto, provoca un retraso en las inversiones -de manera masiva- que lleven a cabo los operadores de telefonía.
Y quizá pueda ser este el único «pero» a una industria que, en líneas generales, no sufrirá un varapalo tan fuerte. O, mejor dicho, no tendrá que detener por completo su actividad como por ejemplo le ha pasado al turismo. De hecho, la presencia de Ericsson y Nokia en mercados internacionales de diferentes continentes les lleva a que, una vez se inicie la recuperación, pueda escalonar sus esfuerzos en diversas geografías.