Si hay algo que ha cambiado de la crisis financiera de 2008 a la de ahora es la respuesta de los bancos. Los gobiernos europeos tienen como objetivo mantener la liquidez, sostener la economía y evitar los errores del pasado. Y en este sentido, la banca es la vía de escape de familias y empresas.
En lo que llevamos de cuarentena, los bancos han sacado la artillería pesada. Han adelantado el pago de las pensiones, del paro y han aceptado la moratoria de hipotecas. Incluso se han puesto de acuerdo para no cobrar intereses si alguien tiene que sacar dinero en algún cajero que no sea el de su entidad.
A los bancos centrales les preocupa que la recesión económica se prolongue si los bancos dejan de dar liquidez frente al impacto del Covid-19. España e Italia son los países europeos más afectados por esta crisis, y sus bancos son los que han tomado las medias más radicales. Pero el Banco Central Europeo ha advertido a todas las entidades del Viejo Continente, sin importarle que unos estén más afectados a otros.
Primero instó a los 117 bancos de la eurozona a que retrasaran el pago de dividendos hasta octubre, además de la recompra de acciones. Una medida que permitirá conservar 30.000 millones de capital. La siguiente recomendación es que limiten el bonus de sus directivos. Pero estas advertencias son casi obligatorias porque sino las cumplen, el BCE prevé intervenir.
SANTANDER Y BBVA SE ADELANTAN
Antes de la segunda advertencia, el Banco Santander ya había anunciado que la presidenta, Ana Botín y el consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez, ganarán un 50 % menos en 2020, tanto en sueldo fijo como en variable. Además, reducirán en un 20% la compensación de los consejeros no ejecutivos.
El objetivo es crear un fondo solidario de 25 millones para frenar la pandemia y se financiará con la reducción en la retribución del consejo y la alta dirección del grupo y con aportaciones voluntarias de los empleados del banco.
El mismo día que BCE lanzó su mensaje, el presidente de BBVA, Carlos Torres, anunciaba que la cúpula de la entidad renunciará a todo el bonus de este año ante la crisis desatada por la pandemia de coronavirus. Lo hacen «como un gesto de responsabilidad» y en total, cancelan el bonus de 300 directivos del grupo que optaban a percibir este año más de 50 millones de euros.
Siguiendo a Torres, los directivos del banco más grande de Italia por activos, UniCredit renunciaban de manera total al bonus de 2020. El banco donaría una cantidad equivalente a su Fundación para apoyar iniciativas sociales. Intesa Sanpaolo hacía lo propio horas después.
UNOS SI, OTROS NO O A MEDIAS
El endurecimiento del BCE se ha hecho sentir, aunque técnicamente es una recomendación, la presión es notable. En España, junto al Santander y BBVA, CaixaBank también va a suprimir la retribución variable de su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, tanto en lo que corresponde al bonus anual como a la parte correspondiente al año 2020 del Plan de Incentivos Anuales a Largo Plazo.
Por su parte, Bankia, Sabadell o Bankinter no han tomado cartas en el asunto. Y entre tanto, para añadir más presión, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) urge a la banca a actuar cuanto antes para paliar los daños por el impacto del coronavirus.
La institución trata de que las entidades europeas apliquen rápido las recomendaciones del BCE y lo comuniquen de forma urgente, pero la banca se resiste.
EUROPA SE RESISTE
La decisión del BCE ha causado el descontento de los bancos europeos, que se quejan de que pagan menos a su cúpula que sus rivales estadounidenses. En Reino Unido, la presión también llega de su propio regulador que espera que los bancos no paguen bonus a la alta dirección, pero ninguno ha tomado esta decisión.
Según datos recogidos por Bloomberg, Credit Suisse a principios de este año decidió pagar más de 3.000 de francos suizos en bonus y Deutsche Bank distribuyó 1.500 millones de euros. El primero ha dicho que «es un poco temprano para hablar sobre los bonus de 2020” pero tienen en sus planes adoptar medidas solidarias. Mientras que el alemán se ha mostrado más crítico, «nos oponemos a un recorte general de bonificaciones”.