Y en España ninguneados: el «Fernando Simón alemán» es veterinario

Ni porque lo recomiende la FAO, ni porque la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) esté colaborando estrechamente con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en esta crisis, ni porque sean expertos con sobrada y probada experiencia en microbiología, inmunología y zoonosis, ni porque se hayan puesto como profesionales de la salud animal a disposición del mando único de la autoridad sanitaria en España…No hay manera. El Gobierno no incorpora a los veterinarios en los comités de expertos contra el Covid-19. Las Comunidades Autónomas tampoco.

«Los alemanes ya lo han aprendido con el doctor Lothar Wieler, veterinario, al frente de la gestión de la crisis como máximo responsable en el país germano». En otras palabras, la figura homóloga al portavoz y director de coordinación, Fernando Simón, para esta pandemia en Alemania es veterinario, sí. Así se lo recordaba la Organización Colegial Veterinaria Española en una carta fechada el 29 de marzo al ministro de Sanidad, Salvador Illa. Y, aunque esta misiva no era la primera de estos profesionales sanitarios a las diferentes Administraciones, tampoco ha tenido respuesta, al menos de momento.

Y la pregunta es obligada: ¿Por qué esa obstinación en dejar fuera a los profesionales veterinarios de estos comités de expertos? «Porque se enfoca todo el tema sobre la atención médica y lo que más se ve es lo que se cura, no lo que se previene«, responde Luciano Díez, presidente del Foro de la Profesión Veterinaria y del Consejo de Colegios Veterinarios de Castilla y León. Sin embargo, la atención sanitaria a las personas, prioritaria en estos momentos, no es incompatible con la decisión de incluir a los veterinarios en el grupo de expertos que asesoran a los políticos sobre la manera de afrontar esta crisis y prevenir otras, ni tampoco son circunstancias excluyentes.

Según pasan los días el malestar entre estos profesionales sanitarios aumenta. El Foro de la Profesión Veterinaria de Castilla y León reclama «una visión más amplia de la solución del problema» es decir «no sólo en lo referido a la situación sanitaria de los ciudadanos sino también en otros sectores: alimentarios, sociales, económicos, laborales o educativos».

Otro argumento de peso para escuchar a los veterinarios lo proporciona la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) que colabora estrechamente con la OMS y la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) desde el comienzo del brote global del coronavirus, para ayudar a los países miembros a identificar posibles hospedadores animales de este virus y reducir los eventos de contagio a humanos. En este contexto, la FAO ha recomendado de una forma explícita que haya especialistas de salud animal en la gestión del Covid-19.

«En epidemias tenemos experiencia suficiente, algunos profesionales llevan años luchando contra pandemias de animales», recuerda Díez. En la misma línea concluye la carta del Consejo General de Colegios Veterinarios de España (CGCVE) al titular de Sanidad: “Si alguien sabe de microbiología, de inmunología y de zoonosis; si alguien tiene grabado en su ADN el concepto ‘Una Salud‘, somos sin duda los veterinarios”.

PIEZAS CLAVE EN VIRUS EMERGENTES

Más allá de cuidar del bienestar de nuestras mascotas, los veterinarios son garantes de la salud pública, la más silente e invisible de sus facetas profesionales, pero determinante para la correcta convivencia y funcionamiento de la sociedad. El pasado mes de noviembre, unos 3.000 profesionales se manifestaron en Madrid y entre las reivindicaciones al Gobierno -en funciones por aquellas fechas- ya había alusiones a los virus emergentes como el que ahora mantiene aterrorizado a medio mundo.

Estos virus “constituyen nuevas amenazas infecciosas que podrían llegar a causar una gran epidemia, una situación de emergencia global, son susceptibles de aliarse con el cambio climático y la globalización, para hacer su aparición y propagarse”, reflejaba el manifiesto de los veterinarios en aquella movilización. “Son virus de los que se conoce muy poco, para los que no hay vacuna ni tratamiento”, concluía este apartado.

Según la OMS, son los llamados virus emergentes, porque, a pesar de que existen desde hace miles de años en reservorios animales, sólo se identificaron recientemente al provocar enfermedad en humanos, recuerdan desde la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (FESVET) . Entre ellos está el temible virus del Ébola y el de Marburgo, que pueden saltar de su reservorio natural, los murciélagos, al ser humano y a otros primates.

El coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio se describió por primera vez en Arabia Saudita en 2012. Los camellos parecen ser un importante reservorio del virus. El Síndrome Respiratorio Agudo Grave tiene como reservorio más probable el murciélago y la gineta y 8.000 casos y más de 800 muertes en América, Europa y Asia.

No conviene olvidar, otro de los datos que destaca el colectivo de veterinarios: más de un 60% de las patologías humanas tienen origen zoonótico (enfermedades que se transmiten de animales a personas).