jueves, 12 diciembre 2024

Justicieros le salvan el día a los trabajadores de Delivery

La cuarentena y el miedo al virus han incrementado los pedidos a plataformas como Glovo, Delivery o Uber EATS. Pero también la relación entre clientes y trabajadores.

Desde las empresas de reparto aseguran haber compartido guías de higiene y estar preparados ante posibles casos de coronavirus entre sus repartidores. Un portavoz indica que cuentan «con protocolos de actuación para hipotéticos contagios» y que, en caso de que suceda, «proporcionará soporte económico a los riders«.

Aunque en estos tiempos, en los que mucha gente no «considera ético» pedir comida a domicilio, aparecen «justicieros» que su fin no es otro que regalarle el pedido al repartidor. Está ocurriendo y lo estamos viendo en Twitter donde muchos usuarios están compartiendo capturas de esta acción.

Acción que está siendo muy aplaudida por otros usuarios y agradecida por los trabajadores de Delivery.

Incluso muchos, se van a animar a hacerlo…

Pero la cruda realidad es que muchos consumidores siguen pidiendo comida a domicilio sin dejar descansar a los trabajadores de estas empresas. Pero, la gente qué sigue solicitando este tipo de servicios es, ¿por necesidad o capricho?.

PEDIR DELIVERY. ¿NECESIDAD O CAPRICHO?

«Muchas personas mayores y dependientes no se ven capaces de cocinar. Nuestra labor es esencial para ellos», asegura la propietaria de un negocio de comida para llevar del distrito de Arganzuela (Madrid). Pero no todos los que recurren a este servicio responden a ese perfil. «Gente preguntándose si se puede pedir comida a domicilio. En serio, no os va a pasar nada porque comáis tortilla francesa dos semanas. Otra opción es que aprendáis a cocinar», se quejaba en Twitter la dietista-nutricionista Raquel Bernácer.

La periodista gastronómica Mónica Escudero, editora y coordinadora de El Comidista, añadía: «Hoy me he dado de baja de la base de datos de una agencia porque animaba a pedir por Glovo comida de sus restaurantes. Esto no es una oportunidad de negocio, y si no lo ves es que te falta no solo empatía».


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