El pago de impuestos no es trago de buen gusto para nadie, pero para los autónomos mucho menos. Estos profesionales soportan una gran carga fiscal, y no es solo la cantidad de impuestos que hay que pagar, es que hay que estar continuamente pendiente de las obligaciones con Hacienda para que no se pasen los plazos y evitar así posibles sanciones.
Entre liquidaciones trimestrales de IVA, de IRPF y cotizaciones a la Seguridad Social, un autónomo se encuentra con que si quiere ganar al mes unos 1.000 euros limpios debe facturar una cantidad que esté por encima de los 3.000 euros. Algo que, desde luego, no está al alcance de todos los profesionales.
5La cotización, la mayor preocupación
La cotización a la Seguridad Social es una de las grandes preocupaciones para los autónomos. La mayoría de ellos escoge la base mínima como una forma de asegurarse de que podrán, al menos, pagar esa cantidad. Pero en estos momentos la cuantía mínima mensual está ya cerca de los 300 €, una cantidad cuyo pago es inviable para profesionales que facturan poco.
En los últimos años ha aumentado la cotización y con ella también la protección de este colectivo. Sin embargo, los autónomos no están contentos con la situación y preferirían pagar menos aunque esto supusiera menos protección social, algo similar a lo que ocurre en otros países de nuestro entorno.