Todas las empresas y autónomos tienen necesidad de recurrir en algún momento a la financiación externa por diferentes motivos. Si no tienen la suerte de que haya alguna ayuda pública a la que se puedan acoger, no les quedará más remedio que acudir al banco y pedir un préstamo, con todo lo que ello conlleva de papeleo, gastos de gestión y pago de intereses.
Pero puede que el autónomo que necesita el dinero no cumpla los requisitos de solvencia exigidos por el banco, o que la entidad considere que el fin que le va a dar este al dinero no es viable. Para un profesional recibir la negativa de financiación por parte del banco es un grave problema. Sin embargo, cada vez existen más alternativas para obtener dinero.
1Factoring
A veces el autónomo no necesita una gran cantidad de dinero, es sencillamente que no tiene liquidez suficiente para hacer frente a sus obligaciones tributarias, al pago a proveedores, etc. Por suerte, el factoring es una buena alternativa para los autónomos a fin de tener liquidez en todo momento y no tener problemas para afrontar ciertos pagos.
Esta modalidad implica poder cobrar de forma anticipada las facturas. Lo que hace el autónomo es “vender” sus facturas a una empresa, de modo que esta le paga el importe de las mismas. Esa empresa contacta con el deudor y le comunica que ahora es su nuevo acreedor. Lógicamente, esto también tiene un coste para el autónomo, pero a cambio tiene la seguridad de tener dinero disponible cuando lo necesita.