Los planes de pensiones son un producto de ahorro cada vez más necesario para complementar la pensión pública del futuro. La esperanza media de vida de los españoles alcanza los 83 años y está entre las más altas del mundo.
Esto implica que, ante una población cada vez más longeva, se necesiten más recursos para afrontar una jubilación que cada vez será más larga. Los expertos consideran que el sistema público de pensiones en España no será sostenible en unos años y es conveniente tener un plan privado.
Sin embargo, hay quienes ven más contras que pros. Y de hecho, el número de personas con planes de pensiones privados ha bajado en los últimos 10 años, desde los 8,6 millones de 2009 hasta los 7,5 millones en 2019.
CONTRAS
La principal causa de esta tendencia está en el escenario actual de tipos de interés bajos. Están generando menos rentabilidad por estar expuestos a activos monetarios y renta fija a corto plazo.
Otro dato importante a tener en cuenta y que en parte explica los bajos rendimientos, son los gastos corrientes. Es decir, los gastos relacionados con las actividades de gestión/depositaria y deducibles automáticamente del valor liquidativo.
La media se sitúa en el 1,15% anual. A efectos legales, se estableció una comisión de gestión máxima anual dependiendo del tipo de inversión. Pero un análisis realizado por Finizens indica que el 57,74% de todos los planes de pensiones españoles sigue cobrando la comisión máxima legal para su categoría de inversión.
¿POR QUÉ PUEDE SER ATRACTIVO?
Aunque un 49% de españoles reconoce que no lo sabe, su principal atractivo son las ventajas fiscales. En concreto, con un plan de pensiones se puede diferir el pago de impuestos. Ya que las aportaciones con un máximo de 8.000 euros al año no están gravadas.
Es decir, mientras se ahorra, se reduce la base imponible sobre la que se calcula el IRPF. Y el resultado es que se pagan menos impuestos, que no es no lo mismo que no pagar. El dinero rescatado de un plan se considera un rendimiento del trabajo y se suma a la pensión pública para calcular la base imponible sobre la que se paga el IRPF.
Generalmente, las rentas del trabajo obtenidas durante la jubilación son menores a las que se ingresan durante los años en los se trabaja, por lo que el IRPF que se paga es más bajo. Así, si se rescata el plan de forma periódica, la suma de este más la pensión pública será inferior a lo que se ganaba mientras se trabajaba.
Y el IRPF que se pagará será menor al que se hubiese abonado mientras estábamos en activo.
¿TODO DE GOLPE O POCO A POCO?
Para notar realmente el beneficio fiscal de los planes y que esta característica no se vuelva en contra del ahorrador, se debe planear cómo rescatarlo. Si sacar todo el dinero de golpe o ir poco a poco.
Cuando el importe es medianamente elevado, lo más probable es que rescatar todo el saldo de golpe en el momento de la jubilación no permita ahorrar. Más que nada, porque eleva demasiado la base imponible y se acaba pagando más impuestos de los que se hubiesen abonado mientras se ahorraba.
En cambio, si el rescate se produce en forma de rentas periódicas, mes a mes, con el objetivo de mantener el tipo impositivo por debajo del que se pagaba mientras se trabajaba, se producirá un verdadero ahorro fiscal.
También hay que tener en cuenta que el beneficio fiscal de un plan de pensiones no solo depende de cómo se rescate, sino también de los ingresos brutos de cada contribuyente y del dinero que aporte cada año.
Las ganancias también están condicionadas por la rentabilidad del producto y por las comisiones de gestión y de depósito que cobre la entidad.