viernes, 29 noviembre 2024

La dura y agitada vida de La Veneno: de Joselito a icono trans

Cristina Ortín nació como José Antonio. Vivió una vida de palizas, incomprensión, prostitución, éxito televisivo, y prisión. Hasta su muerte fue polémica. Recordamos en este Qué fue de a «La Veneno, un icono trans que ayudó a visibilizar a todo el colectivo pero que murió sola y olvidada. Ahora una serie de los Javis (Javier Ambrosi y Javier Calvo), que podrá verse en Atresplayer Premium desde el 29 de marzon, ahonda en los brillos y la oscuridad de esta figura polémica de los años noventa.

La serie “Veneno: vida y muerte de un icono”, constará de ocho episodios de cincuenta minutos de duración cada uno, y en ella se abordará la caótica y luchada vida de esta famosa transexual desde su nacimiento en Almería hasta su muerte en Madrid, cargada de misterio.

Unos días antes de morir en un trágico y supuesto accidente doméstico, La Veneno publicó su biografía, “¡Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno», escrita por su amiga Valeria Vegas. Durante la promoción sostuvo que había recibido numerosas amenazas para no dar nombres de poderosos que habrían contratado sus serivicios como prostituta trans.

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LA ETAPA MÁS OSCURA DE «LA VENENO»: PRISIÓN Y RENACIMIENTO

Si los noventa fueron los años del ascenso, el cambio de siglo supuso un calvario para la dama trans. En 2003 entró en prisión acusada de quemar su piso para cobrar el seguro. Dado que en su carnet de identidad aún constaba como hombre, fue enviado a una cárcel masculina, algo que le marcaría. Según narra en sus memorias, esos tres años en la cárcel se sucedieron episodios terribles de palizas y ensañamiento.

A su salida, con 41 años, estaba irreconocible: 120 kilos y un rostro desfigurado. A partir de ahí, las penurias se sucedieron: después de un fulgor pasajero en televisión que le ayudó a recuperar la forma, comprendió que su momento había pasado. Vivía de una pensión contributiva de menos de 400 euros, inmersa en el lumpen, y haciendo uso de malas compañías.

Obsesionada con su apariencia y feminidad, se operó numerosas veces los senos, pero nunca llegó a quitarse el pene. La Veneno fue muchas cosas, pero sobre todo, la primera trans en dar visibilidad y normalidad al colectivo transexual.


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