Para los autónomos tener que recurrir a la financiación externa no es nada extraño. Esto puede ocurrir al inicio de la actividad, pero también es frecuente que haga falta invertir en el negocio una vez que ya está en marcha. Los fondos pueden destinarse a adquisición de materias primas, formación, alquiler, compra de un vehículo, etc.
Tanto las entidades públicas como las entidades de crédito son conscientes de la necesidad de financiación de los autónomos y precisamente por ello les ofrecen productos especialmente pensados para ellos. Créditos que tienen ventajas como la facilidad de acceso a los mismos o un menor tipo de interés.
3Subvención por establecerse como trabajador autónomo
Quienes hayan decidido darse de alta como autónomos pueden disfrutar de subvenciones públicas para poner en marcha su negocio. Existe una ayuda de hasta 10.000 € para desempleados, personas con discapacidad, mujeres desempleadas y jóvenes de hasta 30 años que decidan establecerse como autónomos.
Son las Comunidades Autónomas quienes regulan con detalle estas ayudas, por lo que los requisitos de acceso pueden variar de unas a otras. En todo caso, existe una norma general que implica que quienes reciben esta ayuda deben permanecer de alta en el RETA entre dos y tres años. Si no lo hacen tendrán que devolver la cantidad percibida.