Como autónomo son cientos las cosas a las que debes prestar atención y muchas las responsabilidades que tienes encima. De todas ellas, el pago de impuestos ocupa un lugar privilegiado. No pagar a tiempo tus deudas con Hacienda te puede acarrear recargos e incluso sanciones, por eso es importante cumplir lo antes posible y hacerlo bien.
En artículos anteriores ya hemos visto cómo pagar menos IRPF, así que en esta ocasión nos vamos a centrar en analizar de forma más detallada los gastos que te puedes deducir y los que no. Así conseguirás que tu declaración de impuestos sea lo más ajustada posible y no pagarás de más, que seguro que es algo que no quieres hacer.
1La regla general
Desarrollar una actividad por cuenta propia implica asumir una serie de gastos y algunos de ellos te los puedes deducir de la declaración trimestral del IRPF. Eso sí, para que los gastos sean deducibles deben cumplir una serie de requisitos. Recuerda que si te deduces un gasto que no lo es y te pillan tendrás que pagar lo que te hayas ahorrado ahora más un recargo.
Para ser deducible un gasto debe estar directamente relacionado con la actividad económica que realiza el autónomo y justificado a través de una factura, aunque sea una factura simplificada. Lo que no te vale es un mero ticket de compra, puesto que no especifica quien realizó realmente el gasto. Además, es necesario que ese gasto conste recogido en tu libro de gastos e inversiones.