La carrera contrarreloj de la economía española empezó hace unos días. Pero ha sido este lunes en concreto cuando todo ha saltado por los aires. El contador de despidos fijos y temporales se acerca peligrosamente a los seis dígitos. Y solo ha pasado un día de Estado de alarma. La situación, sobre todo para las pymes, es dramática.
Ante esta tesitura, el director general de inversiones de A&G, Diego Fernández Elices, asegura en un informe que «el principal objetivo de las medidas de urgencia que gobiernos y bancos centrales están comenzando a implementar es el poner cortafuegos a una posible crisis de crédito. Se trata de evitar a toda costa que lo que comenzó siendo una crisis sanitaria y se convirtió en una crisis de confianza termine siendo una crisis de crédito real«.
Y esa es la clave. En estos momentos falta dinero para pagar a proveedores, clientes y socios. Pero solo es el principio. En estos momentos ya surgen los primeros rumores sobre que el Estado de alarma, con la aprobación de Congreso de los Diputados después de 15 días, se alargará otros tantos más. Por lo tanto, el periodo de inactividad económica se antoja todavía más largo.
Para ello, según Fernández Elices, «se debe garantizar la liquidez del sistema y el acceso al crédito principalmente, de las pymes. Ya se han dado muchos pasos en esa dirección, algunos de ellos muy relevantes, pero pensamos que no se ha visto aún todo lo que gobiernos y bancos centrales están dispuesto a hacer».
UNA CRISIS SIN PRECEDENTE
Ante este escenario, el director general de inversiones de A&G asegura que «el componente emocional de esta crisis es mayor que el de cualquiera de las conocidas anteriormente. Su impacto en la vida cotidiana, de prácticamente todos y cada uno de los inversores, la hace difícil de gestionar. Esto -asegura- genera una incertidumbre que ha desembocado en pánico inversor«. Pese a todo, lanza un mensaje de optimismo: «Llegará la calma en algún momento».
La cuestión es que esa calma no llegue demasiado lejos. «Las consecuencias de la situación actual son imprevisibles desde dos puntos de vista. Primero, no se puede juzgar el impacto de las medidas tomadas para evitar la propagación, porque ni siquiera se saben cuáles serán. En cierto modo podemos hacer el ejercicio de extrapolación de lo ocurrido en China al resto del mundo, en cuyo caso quedarían 4-8 semanas según el país para alcanzar el pico de contagios«.
Asimismo, hay otro problema: lo impredecible de esta crisis. «No se puede estimar la cuantía de las medidas de estímulo que deben combatir el impacto económico de lo anterior, porque son aún inciertas. Veremos medidas adicionales posiblemente durante el fin de semana y, en cualquier caso, en la reunión del miércoles que viene de la Fed. De lo que sí estamos convencidos es de que esta epidemia será temporal».