Muchas empresas u organismos se afanan en convencer a la opinión pública de que el trato hacia sus empleados es excelente. Hay algunos, como el Banco de España, cuya demostración es palpable, pública y -parece ser- sin fecha de caducidad.
Así se reconoce en el último concurso público lanzado por el organismo bancario español que sirve para reservar apartamentos a sus empleados durante el periodo veraniego. Para ello se destina un millón de euros, y formaliza el acceso a alojamientos con un precio diferente al que estipula el mercado.
No se trata de una novedad. Esa es la clave. Y por lo que parece, no hay crisis que medie para recortar los denominados «beneficios sociales» que el Banco de España dispensa hacia sus empleados. Desde hace años los medios de comunicación publican de forma recurrente esas facilidades «sociales» que el BdE ofrece a sus trabajadores.
Todo ello, bajo la sombra de que en la última década ha habido sonados casos de supervisión que han pasado por sus manos, como los temas relacionados con Bankia, o los problemas surgidos por la mala gestión del ladrillo, que desconciertan a la opinión pública, a la vez que surge envidia, sobre estos derechos legalmente adquiridos que a veces pueden sonrojar.
Por ejemplo, según consta en el documento sobre transparencia de dato del Banco de España, que se usa para el control de datos de los empleados, se puede ver que éstos tienen acciones ventajosas sobre el trato con agencias de viajes, residencias, entidades bancarias (y sus productos), fondos de pensiones, tasadoras, clubes deportivos y, como guinda del pastel, los sonados apartamentos de verano.
EL BANCO DE ESPAÑA NO CESA
Hace unos años MERCA2 se hizo eco de la situación. La explicación es que los trabajadores del Banco de España consiguen apartamentos para sus vacaciones a un precio inferior al del mercado por convenio. Según explicaban fuentes del BdE esto responde a un “acuerdo social” que data desde hace décadas. En él, una parte de la masa salarial de los trabajadores se destina, precisamente, a los “beneficios sociales” de los que luego “se benefician todos aquellos trabajadores que lo solicitan”.
En el caso de las residencias veraniegas, la distribución se efectúa siguiendo un programa de puntos. “Evidentemente no todos los empleados del Banco podemos tener acceso a las residencias de verano. Sólo aquellos que lo solicitan, y dentro de ellos, quienes obtienen la mayor puntuación”. Para ello se efectúa un baremo en el cuál se tiene en cuenta el número de miembros de la familia, la antigüedad en el organismo y la posición jerárquica. “A mayor salario, menos posibilidades tienes de poder acogerte a este programa”, nos explicaban.
Y CERCEDILLA CON INTERNET
Por si esto fuera poco, junto con todos estos beneficios sociales que se alcanzaron al principio de los tiempos y todavía se mantienen, también hay un alojamiento en Cercedilla en el que los empleados pueden pasar tiempo.
Lo más curioso, según la última licitación pública, es que podrán seguir sus series preferidas de Netflix y HBO porque Vodafone ha puesto un circuito de acceso a internet en todo el alojamiento por 15.000€. Qué no falte de nada.