Ser el mayor del mundo en algo cuesta mucho. Pero la aplicación móvil Vivino, creada en 2010 en Dinamarca, puede presumir de ser el mayor club del vino del planeta. Las 11 millones de referencias en su base de datos y los 42 millones de usuarios dan fe de ello. Ahora, el objetivo, es ser también un “mercado” rentable; aunque curiosamente vive unos días convulsos.
La actualidad de Vivino tiene tintes legales. La patronal del alcohol sueco quiere meterles mano porque estiman que su negocio de ‘marketplace’ no es compatible con las leyes de venta de alcohol en Suecia. Aunque todo puede leerse en clave de temor ante el enésimo avance de una compañía digital que gana terreno a las empresas tradicionales.
Y es que Vivino se ha convertido en un compañero inseparable para los amantes del vino. Tanto para comprar, siendo lo que menos; como para compartir experiencias, leer críticas de usuarios amateurs y poder controlar los caldos que prueba cada uno. Esa fue desde un primer momento la idea de Heini Zachariassen, que junto a otro socio, montó esta startup ante un incidente real. Ha contado en decenas de entrevistas que una noche, a la hora de elegir un vino para una cena, no sabía cuál comprar. Ante esa situación entendió que debía conectar a las personas entre sí para generar una conversación mundial entorno al vino. Y así ha sido.
Las cifras le dan la razón. Actualmente tiene más de 40 millones de usuarios. Y las principales magnitudes de la App se dan en estos guarismos. Millones de fotos, millones de críticas, puntuaciones… se ha convertido en una base de datos muy eficaz, y pegada a la tierra, para elegir qué vino tomar sin miedo a equivocarse.
VIVINO ES VINO DE VERDAD
Los fundadores de Vivino tenían una obsesión: escapar del consumo elitista que, históricamente, ha acompañado al vino. Por eso, cualquier tipo de bodega o productor puede subir su vino a la base de datos. También lo puede hacer un usuario. Desde el caldo más reconocido a cualquier líquido embotellado que sepa a uva. Y esa es la magia.
Se trata de una democratización del vino. Así, aunque la expresión suene horrenda, es una certeza. Con esta aplicación se pueden leer críticas cercanas a los gustos más terrenales. Bien es cierto que se escapan algunos usuarios con ínfulas de enólogo frustrado, pero al igual que en un estante con los vinos, hay de todo.
Pero en general, Vivino es una apuesta segura. Cuando un vino lo han evaluado cientos de personas, es complejo que todas estén equivocadas. Luego ellos hacen su negocio cobrando una comisión por las botellas qiue se compran desde la App.
UNA APP PARA TODOS
La aplicación tiene, lógicamente, una intención clara: vender. Así, aunque su fundador se afana en defender el lado romántico de su uso, lo cierto es que en todo momento salen precios y carritos de la compra. Esto no implica que verdaderamente la App tenga mucho valor para los aficionados al vino.
Por ello, como otras redes sociales, tiene su apartado para contactar con otros usuarios y establecer relación. Asimismo, según destacan diarios especializados, próximamente Vivino va a sacar un apartado de descubrimientos en base a las votaciones de los usuarios. Han tardado en tener esta función porque no ha sido hasta ahora cuando tienen una masa crítica recurrente.
Lo evidente es que si alguien tiene una duda sobre qué vino comprar o pedir en un restuarante, tan solo necesita escanear la botella, y allí estará su club para dar referencias.