En el recorrido de las carreteras españolas, existen miles de puntos de control a través de los que cualquier conductor puede llegar a ser sancionado en el caso de que no cumpla con la normativa. Algunos de ellos son bastantes conocidos, como, por ejemplo, los radares fijos o los móviles. Pero, dentro de todos los tipos con los que cuenta la Dirección General de Tráfico, existen algunos menos conocidos como pueden ser los radares de tramo.
La sanción más común por parte de los radares es el exceso de velocidad, problema aún muy extendido en nuestra sociedad. Conocer el funcionamiento de estos aparatos podría librarte de alguna que otra multa. Sin embargo, el mejor consejo es que los tengas en cuenta para nunca circular a más velocidad de la permitida en la vía en la que te encuentres.
Para que conozcas en profundidad qué son, hemos preparado este artículo con el fin de difundir el funcionamiento de los radares de tramo y cómo recogen los datos con los que más tarde multarán a cualquier infractor.
Funcionamiento de los radares de tramo
En total, la DGT cuenta con 62 radares de tramo a lo largo de todas las carreteras de nuestro país. Estos se encargan de controlar la velocidad en unos tramos concretos, no solo en determinados puntos kilométricos como los otros tipos de radares.
Este tipo de radar se encarga de controlar la velocidad media a la que un vehículo haya circulado entre dos puntos. Se diferencia en la longitud del trayecto en la que podemos ser multados. Pasan de un punto a un tramo más prolongado.
Cómo funcionan
Estos radares cogen la velocidad a la que se circula en un área delimitada por dos puntos concretos. Uno funciona de entrada y otro de salida.
En concreto, son cámaras con iluminación láser que se ubican siempre en un arco que atraviesa el ancho de la calzada. Emplean para su funcionamiento un sistema parecido al de las carreteras de peaje.
Cuando captan un vehículo, toman datos desde el primer punto de entrada hasta la salida.
Qué datos captan del vehículo
Los datos que los radares de tramo cogen del vehículo son la matrícula así como la hora a la que se haya superado el punto de entrada de ese tramo de vía vigilado mediante el radar.
Cuando se ha pasado dicho punto, se encarga de analizar el tiempo que ha tardado esa matrícula en realizar el trayecto. Esto le permite poder calcular la velocidad media a la que ha circulado el vehículo analizado.
Si esa velocidad media es superior a la permitida para dicha vía, se enviarán los datos al centro de gestión que corresponda. Este procedimiento es así para todos los tipos de multas de tráfico. Aquí esta será correctamente tramitada.
La temida multa
Los radares de tramo son los más temidos por los conductores. Estos son sancionados en el momento en que su vehículo recorra el tramo a más velocidad de la indicada. También si lo han hecho por debajo de la mínima. En este último caso, hay que tener en cuenta que podemos ser del mismo modo multados si no alcanzamos la velocidad mínima obligatoria.
La forma de proceder de cualquier conductor es levantar el pie del acelerador en cuanto ven uno de esos aparatos, pasando por debajo de la velocidad en el primer arco. Sin embargo, para que la jugada salga bien, debes tener en cuenta que existe otro arco algunos kilómetros por delante. Es decir, debes mantener una velocidad controlada durante un determinado tramo. De lo contrario, nada nos exime de recibir en nuestra casa la temida multa que creíamos haber sorteado.
En definitiva, los radares de tramo son uno de los más complicados de divisar por los conductores. Para no temerles, lo óptimo es circular siempre respetando los límites establecidos por ley en cada tipo de vía.