La edición de este año del Mobile World Congress de Barcelona sigue en el aire, pese a quien le pese, y más cuando en las últimas 24 horas otro actor relevante, en este caso Amazon (su división de cloud) ha decidido no asistir. Y es que los problemas derivados del coronavirus afectan directamente a la organización del evento. Una situación curiosa, puesto que las tradicionales polémicas que rodean al MWC también empezaron con asuntos de salud. Aunque nada comparables con la realidad de una infección que ha matado a cientos de personas.
La pólvora mojada llegó a principios de enero con una polémica del Ayuntamiento de Barcelona y una publicación sobre los potenciales problemas de salud que genera la conectividad 5G. Después, clásicos fuegos de artificio sobre el movimiento de la sede a Madrid, pero nada serio. Por otro lado, en la mente de todos, las revueltas ciudadanas por el conflicto político; aunque ese tema ha entrado en cierta quietud intelectual. Al menos por ahora.
La gran sacudida, y de la que nadie habla claro, ha llegado con el coronavirus: primer problema de salud que aúna la sociedad conectada, las retrasmisiones a través de redes sociales, la guerra comercial y la virulencia de las fake news y los medios masivos de desinformación. Un coctel perfecto que sirve como caldo de cultivo para que nadie quiera hablar claro sobre el futuro inmediato del Mobile World Congress.
En cuanto a lo tangible, LG ha renunciado a asistir al MWC, lo mismo que Ericsson, la tecnológica americana Nvidia, y el gigante del almacenamiento en la nube Amazon Web Services (más los que estén por llegar esta semana). Aunque el golpe viene del fabricante de componentes sueco, cuya actividad relacionada con el 5G le sitúa como uno de los actores esenciales. Y nadie en la compañía duda sobre la situación. Incluso, su responsable en España, José Antonio López, ha sido muy rotundo este fin de semana en Twitter. Donde habla claramente de la seguridad de sus clientes y socios.
LA VERDAD INCÓMODA DEL MWC
Ante la aparición este domingo de un caso de coronavirus en Baleares, más los detectados a ciudadanos británicos en Francia, cabe preguntarse por qué la patronal que organiza el Mobile World Congress, la GSMA, no determina qué va a pasar con el evento al margen de su «todo está bien, pero no se den la mano»; o, lo que es peor, su última actualización de medidas tras la noticia de Amazon que pasan porque los participantes llegados de Hubei (China) no podrán acceder al evento mundial de móviles y, asimismo, los organizadores medirán la temperatura a todos los asistentes, como medida preventiva por el coronavirus. Además, todos las personas que hayan estado en China necesitarán una prueba que demuestre que han estado fuera del país 14 días antes del evento.
Todas estas absurdas medidas en una feria que reúne a más de 100.000 personas de decenas de nacionalidades que, durante varios días, enlazarán los diferentes aeropuertos del mundo. Una locura en toda regla que solo profundiza en el surrealismo con el que se está abordando la situación.
Y es que por ahora se sigue hablando de las pérdidas millonarias que supone el MWC para la organización, los asistentes, la ciudad… pero nadie se atreve a hablar claro: ¿no es más el riesgo que supone que una persona muera? Parece que no. Y entre lo uno y lo otro, brindamos al mundo una imagen bastante distópica sobre lo que suponen los negocios frente al ser humano, que es lo que precisamente es el MWC.
Estos días se deben estar celebrando reuniones bilaterales, unilaterales y de toda clase de laterales entre la organización y las empresas asistentes (y entre las propias compañías). Además, cada una con intereses propios y legítimos y, en algunos casos, sin excesiva relación entre ellas. Cabe recordar que el MWC ahora mismo camina entre una feria de móviles y un salón de coches conectados.
La cuestión es: ¿con qué legitimidad moral asiste Samsung a Barcelona cuando no lo hace LG? ¿Y Nokia, vecino escandinavo de Ericsson, por qué pone en riesgo a sus clientes y socios? ¿Si no vienen Nvidia y AWS, por qué los operadores de telefonía estadounidenses no tienen miedo a poner en riesgo a alguien?
PREGUNTAS SIN RESPUESTAS
Por otra parte estamos nosotros (siempre ombligo de todo), los periodistas. Cómo es posible que los fabricantes y operadores de telefonía que trabajan en España vayan a desplazar a Barcelona decenas de periodistas sin prever los potenciales riesgos de la situación.
Es decir, si Ericsson, que es partner de muchas de estas compañías ha asumido un riesgo real y no va a Barcelona, y entendemos que es por eso (sin tener que ver nada su situación corporativa con EEUU), ¿por qué otras empresas desplazan a empleados y periodistas sin ningún temor? ¿Exagera Ericsson? ¿Por qué nadie quiere pronunciarse abiertamente sobre la situación? ¿Tanta es la presión económica?
Esta semana será clave para el futuro del Mobile World Congress. Si no se anula durante los próximos cinco días laborales, no habrá vuelta atrás. Cuando se inicie la semana del 17 de febrero será tarde, básicamente porque a finales de dicha semana ya se celebran eventos relacionados con la feria y habrá gente desplazada desde muchas partes del mundo. Eso, contando con que ya se han hecho decenas de viajes a Barcelona relacionados con el MWC. Simplemente un disparate sobre el que nadie quiere responder preguntas. Sobre todo, porque si la feria se suspende una vez que ya se hayan hecho los viajes, ¿quién asumirá la responsabilidad?