Es uno de los puntos más visitados de la capital, tanto por madrileños, como por visitantes. Cibeles, Ayuntamiento, Biblioteca Nacional, Casa de América… Justo en la puerta de este último edificio del siglo XIX, varios operarios realizan las pertinentes obras para ensanchar la acera. Unas vallas facilitan su trabajo aislándolos del tráfico y de los peatones. Y en las mismas aparece el nombre de su empresa: Aceinsa. A los mandos, Juan Agustín Sánchez Bernal, un exdirectivo de ACS, y exvicepresidente de la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras (Acex).
Aceinsa Movilidad, con sede en Alcorcón (Madrid), no sólo ha logrado sortear la crisis, sino que se ha paseado por ella mejorando sus resultados año tras año. Por ejemplo, en 2008, sus ventas fueron de 2,2 millones de euros. En 2018, llegaron a 41,6 millones, según los datos recogidos por Insight View. Por tanto, aumentaron un 1.790%.
Si en 2008 el resultado del ejercicio fue de unos números rojos de 739.443 euros, una década después el beneficio alcanzó los 1,5 millones de euros. Por lo que respecta al margen bruto, es decir, el beneficio directo de la actividad de la empresa sin descontar los gastos de personal, ni generales, ni los impuestos, dio un salto desde los 1,3 millones a 19,5 millones (un 1.400%).
Fundada en 2005, sus números que comenzaron a tomar la senda positiva tras el aterrizaje del ex directivo de ACS en octubre de 2009. En su etapa anterior en ACS, Juan Agustín Sánchez Bernal fue presidente de ETRA, ASPI e IMES (tres compañías del grupo Cobra) dedicadas a la conservación y mantenimiento de carreteras, o a servicios de alumbrado público y mantenimiento de edificios, entre otras labores.
Las ventas de 2008 a 2018 han crecido un 1.790% y el margen bruto lo ha hecho un 1.400%
El negocio de Aceinsa es la conservación y explotación de infraestructuras públicas, principalmente viarias tanto en el ámbito urbano como interurbano. De ahí que sus principales clientes sean, entre otros, los ayuntamientos de Alicante, Madrid o Castellón, el Ministerio de Fomento, la Junta de Castilla y León, la Comunidad de Madrid o el consistorio de Majadahonda. Algunos contratos firmados con ellos estuvieron envueltos en la polémica.
LA CONTROVERSIA
Durante la década prodigiosa del ex directivo de ACS en Aceinsa, la compañía no ha sido ajena a la polémica. Y en más de una ocasión. En la actualidad, Juan Agustín Sánchez Bernal posee el 80% de las acciones. El 20% restante se lo reparten entre Javier Segovia Irujo y Manuela Sirvent Cerdá (pareja de Sánchez Bernal) a partes iguales. Pero no siempre fue así.
A mediados de 2015, Manuela Sirvent Cerdá poseía el 40% de las acciones. A la par, trabajaba como funcionaria en la Comunidad de Madrid. Por aquel entonces, su puesto estaba en la Dirección General de Carreteras e Infraestructuras que adjudicó un contrato de conservación de carreteras a Aceinsa por un montante de 7,6 millones de euros. El ente público dijo que no había ningún tipo de irregularidad al no haber redactado ella el pliego de condiciones ni haber participado en la mesa de contratación. Su propuesta superó a otras de Ferrovial, OHL y FCC.
Desde entonces, Manuela Sirvent Cerdá ha reducido su número de acciones hasta el 10% actual. De esta manera, y al no superar el 20%, tiene compatibilidad entre ambos puestos. En la función pública se estima que con ese porcentaje no tiene mando, ni decisión, sobre la empresa.
No es la única controversia que ha acompañado a Aceinsa en su trayectoria. El Cabildo de Gran Canaria rescindió un contrato de carreteras, Ganemos en Salamanca denunció que prestaba sus servicios al consistorio de forma ilegal al superar el plazo estipulado en el contrato, y fue una de las beneficiadas de los denominados ‘contratos fantasma’ del Ministerio de Fomento cuando lo dirigía Ana Pastor.
EL EX DIRECTIVO DE ACS ROMPIÓ LA TENDENCIA
Aceinsa nació cuando desde algunos departamentos de análisis ya se apuntaba a la llegada de una crisis. Tal fue su magnitud, que entre 2008 y 2013, el número de empresas constructoras en España se redujo a la velocidad del rayo. En 2007 había 226.000 constructoras. Bajó hasta 87.279 en 2013. Fue entonces, en los albores de la crisis, cuando Sánchez Bernal abandonó la nave de ACS para comenzar el despegue de Aceinsa. Como muestra, otro botón: de los 53 empleados de 2008, han superado los 700 en 2019.
Pronto se vieron los resultados. Las pérdidas de 739.443 euros en 2018 se transformaron en una ganancia de 413.130 euros al año siguiente, según Insigth View. Y las ventas subieron de 2,2 a 3,2 millones de euros. Una rampa que ha seguido impulsando el negocio de manera paulatina año tras año. En 2018, las ventas aumentaron un 20,3% (41,6 millones de euros), y el resultado neto un 7,09% (1,5 millones) respecto a 2017.
Durante los tres últimos ejercicios, el activo corriente (el activo que puede convertirse en dinero en menos de doce meses y que abarca desde el dinero en el banco, hasta las existencias y las inversiones financieras) ha pasado de 13,4 a 22,1 millones. Por lo que respecta al activo no corriente (bienes y derechos adquiridos para que permanezcan más de un año), aumentó desde los 1,8 millones de 2016 a los 6,3 millones de 2018.
Por poner un pero a los números del exdirectivo de ACS, la deuda a corto plazo en Aceinsa ha pasado de 2 millones en 2016, a 3,8 millones en 2018. Su resultado de explotación, por el contrario, ha subido desde los 1,3 millones a 1,9 millones de euros en el mismo periodo.