viernes, 22 noviembre 2024

La triste historia de los cines de barrio de Madrid

Los cines de barrio en Madrid han ido cerrando poco a poco. La capital española que tuvo en su esplendor hasta 161 cines de barrio ahora tiene poco más de treinta. El gran problema de los cines de barrio tanto de Madrid como del resto del país es que la gente ha dejado de ir.

Al principio, los videoclubs de alquiler de películas no pareció que fuesen ninguna competencia para las salas de cine. Sin embargo, las plataformas de streaming ofrecen una cartelera para todos los gustos y por precio asequible para todos los bolsillos. El cine está cada día más caro, la cultura se encarece cada día más y llegará un momento en el que el séptimo arte no pueda aguantarlo.

Si una familia de cuatro quiere ir al cine las entradas, más las palomitas y bebidas supone un precio desorbitado, por lo que se está reservando acudir tan solo en momentos especiales. Antiguamente tenías los cines de barrio a la vuelta de la esquina y en cada zona podías encontrar uno sin que se le prestase demasiada atención. Estos cines de barrio tenían de positivo que podías ver las películas en versión original y estas poseen unos fieles seguidores.

No obstante, los cines de los centros comerciales, aunque no exentos de la bajada de público asistente, han podido combatir mejor la crisis por la que hemos y seguimos pasando. No es lo mismo que una empresa fuerte como Cines Yelmo aguante el chaparrón a que lo haga el pequeño empresario que es el que se encarga de los cines de barrio principalmente.  

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Primer cine de Madrid

el Salón Maravillas

El primero de los cines de barrio de Madrid se creó en el año 1896 y estaba ubicado en la calle Manuela Malasaña. El séptimo arte llegó a la capital de la mano de una familia que se lanzó a la piscina y compraron un proyecto en Francia e intentar que esa novedad de la que todos hablaban se pudiese disfrutar también allí.

El Salón de las Maravillas eran salas de madera que distaban mucho de lo que entendemos por cine hoy en día, pero que cumplía su labor a la perfección. Este fenómeno importado desde Lyon, Francia fue cambiando de ubicación y modernizándose hasta convertirse en el Teatro de las Maravillas.


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