viernes, 22 noviembre 2024

Jaime Caruana, otro hombre de FG que aspira al trono de BBVA

El ex gobernador del Banco de España y pata negra del grupo de amigos de Manuel Pizarro y Rodrigo Rato, Jaime Caruana, lleva semanas tirando de agenda para utilizar su influencia en las instituciones financieras europeas con un único objetivo: moverle el sillón a Carlos Torres, actual presidente de BBVA y que cada día que pasa lo tiene más difícil para seguir al frente de la entidad. Sobre todo tras la imputación de su principal asesor, Juan Asúa, por el escándalo de las escuchas ilegales presuntamente encargadas por la cúpula del banco al ex comisario Villarejo.

Este valenciano al que algunos consideran turolense por su amistad con el ex presidente de Endesa y, sobre todo, porque su padre estaba enamorado de esta ciudad aragonesa –a la que dedicó su carrera profesional– mueve hilos para blanquear su imagen, ocultando que siempre ha estado al lado de Francisco González, en las duras y en las maduras.

De hecho, fue Caruana quien ayudó a FG a sacar al clan de Neguri de BBVA aprovechando el caso de las cuentas secretas en la isla de Jersey y, posteriormente, quien bloqueó el intento de Luis del Rivero para controlar la entidad financiera bajo la atenta mirada de Pedro Solbes, que retiró su apoyo a la operación auspiciada desde la oficina económica de Zapatero dando vía libre a Caruana para que, como gobernador del Banco de España, se sacara de la manga la obligación de tener al menos un 5% del capital para poder acceder al consejo de administración de un banco.

Caruana es un hombre gris, con una amplia experiencia en el mundo financiero a pesar de que estudió ingeniería de telecomunicaciones. Nieto de los barones de San Petrillo e hijo de uno de los mayores estudiosos de la Edad Media turolense (su obra más famosa es Los amantes de Teruel), no quiso seguir los pasos de su progenitor, un hombre ilustrado que fue bibliotecario, literato, filosofo, y hasta arqueólogo condecorado como caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén y con la Cruz de Alfonso X el Sabio.

Jaime prefirió seguir el olor del dinero y la política y, tras un breve paso por el departamento internacional de Telefónica en los estertores del franquismo, decidió hincar codos para opositar a técnico comercial. Fue así como se convirtió en subdelegado de Comercio en Alicante y jefe del servicio de Exportaciones Agrarias en el Ministerio de Comercio.

SU ETAPA EN NUEVA YORK Y EL «GRUPO DE LOS 30»

En los ochenta fue cuando el joven Caruana se forjó en el aparato burocrático nacional, como asesor en el ICEX y, posteriormente, como agregado comercial de España en Nueva York. Su etapa en la Gran Manzana fue determinante para mejorar su nivel de inglés y, sobre todo, para conocer los entresijos del mundo financiero anglosajón. El lustro en tierras norteamericanas le permitió comenzar a tejer una red de contactos que hoy en día alcanza a las más altas estructuras del poder financiero mundial.

Aunque no se suela hablar de ello Caruana pertenece al oscuro “grupo de los 30”, un lobby de tecnócratas –financieros internacionales, profesores de economía y políticos– que tiene una estructura de think tank pero con intereses nada claros. Algunos dicen que este tipo de organizaciones son los que controlan realmente los bancos centrales y, por lo tanto, las decisiones de política monetaria que hoy en día son determinantes para sostener a las endeudadas economías planetarias.

Casado y con tres hijas, Caruana es un hombre sin aficiones de rico, que no suele frecuentar restaurantes de postín, ni realizar viajes exóticos y que nunca acude a saraos a no ser que se lo pida Manuel Pizarro, su principal valedor desde tiempos mozos. Compartieron colegio y confidencias desde temprana edad y bajo el ala del empresario turolense Jaime fue otro de los premiados (junto a FG, Alierta y compañía) de las privatizaciones a dedo que realizó el primer Gobierno Aznar.

EL CHICO DE LOS RECADOS DE RODRIGO RATO

Como relata con precisión Jesús Cacho, Caruana era «el chico de los recados» de Rodrigo Rato “un mero funcionario catapultado al puesto por el largo dedo de Manuel Pizarro” que no tenía nada de independiente, a pesar de que en teoría el máximo responsable del Banco de España debe permanecer –al menos de cara a la galería– fuera de la política. Años después el PSOE haría lo mismo con Fernández Ordóñez, otro hombre de partido que permitió a los políticos meter mano en el sistema financiero español.

Muchos atribuyen la pasividad de Caruana en la gestación de la burbuja inmobiliaria al hecho de que le debía el puesto al Partido Popular, olvidando que en realidad la expansión de crédito artificial (creado de la nada) fue alimentada por el Banco Central Europeo (BCE) y que el Banco de España se limitó a seguir las consignas que venían de Frankfurt. Lo cierto es que Caruana alertó tímidamente sobre el elevado endeudamiento de hogares y empresas, así como de los precios desorbitados de los inmuebles, pero eludió sus obligaciones en lo que a supervisión y control de riesgo financiero se refiere.

Como explica Carlos Sánchez,“cuando el crédito para la adquisición de vivienda crece un 20% (entre 2000 y 2006, en media anual), o un 29%, en el caso del crédito a las empresas de construcción y servicios inmobiliarios, el gobernador del Banco de España debe hacer lo que se exige a los banqueros centrales cuando son las cuatro de la madrugada y la fiesta está algo más que animada: entrar con una patada a la puerta, apagar la música y retirar las copas.” Caruana, en cambio, mantuvo abierta la discoteca hasta el amanecer.

LA REVUELTA DE LOS INSPECTORES: ¿CÓMPLICE DE LA BURBUJA?

Su salida del Banco de España fue precedida de una revuelta de los inspectores del organismo, que le acusaron en 2006 de minimizar los enormes desequilibrios que tenía la economía española. Escribieron una carta que enviaron al entonces vicepresidente, Pedro Solbes, una misiva que durmió el sueño de los justos en un cajón durante años, hasta que el diario El Mundo la publicó en febrero de 2011, meses antes de que el PP volviera al Palacio de la Moncloa.

Fuentes del partido confirman a MERCA2 que Rajoy valoró el nombramiento de Caruana como ministro de Economía, cargo que finalmente fue para Luis De Guindos. Eran los tiempos en los que a España le costaba más financiarse en los mercados que a Grecia. Muchos consideran que Rajoy no le incluyó en su Gobierno por ser un testigo incómodo de las tropelías de Rato y por estar al servicio de la vieja guardia aznarista. De hecho, acompañó al condenado ex presidente de Bankia al FMI y posteriormente consiguió –gracias a sus influencias– llegar al Banco de Pagos Internacional (BIS, por sus siglas en inglés) para participar en el diseño de la nueva regulación bancaria europea.

SU LLEGADA A BBVA Y LA CAÍDA DEL CABALLO DE FG

Fue en 2018 cuando saltó la sorpresa al ser nombrado consejero “independiente” de BBVA por obra y gracia de Francisco González, un movimiento que en el mercado se analizó en clave sucesoria. Periodistas, técnicos y supervisores esperaban que la llegada de Caruana al banco fuera el preludio de su designación como presidente no ejecutivo, dejando a Carlos Torres como consejero delegado.

Sin embargo –en contra de los deseos del BCE– el hoy imputado FG rechazó esa estructura de gobierno corporativo y cedió su trono a Torres, una maniobra que pocos entendieron entonces pero que hoy cobra sentido tras destaparse el caso Villarejo. En los mentideros madrileños existe el rumor de que González dio todo el poder a Torres para que le protegiera cuando el escándalo llegara a la opinión pública. No se fiaba de Caruana a pesar de los servicios que le había prestado como gobernador del Banco de España.

AUSTERO, TÉCNICO Y ENFRENTADO AL GOBIERNO

Si consigue acceder a la presidencia de BBVA, Caruana utilizará su perfil técnico y su famosa austeridad como principales elementos para superar la crisis reputacional en la que está inmersa el banco. Los funcionarios que trabajaron a su cargo en el Banco de España relatan que lo primero que hizo al llegar fue abandonar el despacho que le habían asignado, de 150 metros cuadrados, con sus espectaculares maderas, artesonados y esculturas para mudarse al que debían ocupar sus dos secretarias. La lujosa oficina de la sede de Cibeles sólo la usaba para recibir a la visitas.

Además de lidiar con el impacto del caso Villarejo, Caruana tendrá enfrente al Gobierno, especialmente a la nueva ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, gallega que hizo su carrera en IU y que trabaja en las filas de Iglesias en la cuota de En Marea. En la comisión parlamentaria que investigó la gestación de la crisis financiera Díaz le cantó las cuarenta a Caruana por haber sido cómplice necesario de los excesos bancarios tras la entrada de España en el euro.

Otro de los miembros del Gobierno que no vería con buenos ojos la llegada del ex gobernador a la sede de La Vela sería Nadia Calviño, que teme el chantaje del PNV en la negociación presupuestaria. El partido de Andoni Ortuzar todavía confía en recuperar el poder en BBVA y va a poner toda la carne en el asador para conseguirlo.


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