Un linfoma es un cáncer que se ha desarrollado en las células del sistema linfático, en concreto en los linfocitos o células blancas que forman parte del sistema inmunitario de tu organismo. El sistema linfático se compone por una gran red parecida a la de los vasos sanguíneos, pero por ellos circula la linfa. Los ganglios o nódulos linfáticos, la médula ósea y otros tejidos como el hígado o el bazo, están compuestos por los linfocitos.
Cuando las células que defienden el sistema inmunitario se vuelven malas, estamos hablando de un cáncer linfático. A medida que la enfermedad se extiende por tu cuerpo, el funcionamiento de tu sistema inmunitario va disminuyendo. Si los linfocitos malignos entran en la médula ósea, te puede provocar anemia.
Esta enfermedad se suele dar en personas que tenga alrededor de los 60 años. El problema es que los síntomas de este cáncer pueden confundirse con otros y no darte cuenta que la tienes. Según el tipo de cáncer linfático que padezcas y de lo extendido que esté puedes tener una sintomatología u otra. Te diré las más comunes para que las tengas en cuenta y acudas a tu médico si crees que puedes tenerlo.
5Adelgazar
Cuando tienes cáncer es posible que comiences a perder peso sin motivo ninguno. Este es uno de los primeros síntomas que se exteriorizan del cáncer. Tan solo el 60% de los enfermos de cáncer no tuvieron pérdida de peso previa al diagnóstico.
Cuando tienes cáncer en estado avanzado tan solo el 20% de los enfermos no padecen pérdida de peso y de masa muscular. Esto empieza de forma paulatina, puede ser que hayas notado que no tienes muchas ganas de comer.
El cáncer puede provocar que el sistema inmunológico o el metabólico se te altere haciendo que no obtengas los mismos nutrientes de los alimentos. También puedes tener vómitos, estar estreñido, padezcas depresión o dolores fuertes que hagan que la ingesta de comida sea un suplicio y, por ende, adelgaces.