El año 2020 será muy importante para las aerolíneas europeas tras un 2019 marcado por las quiebras, los problemas con el modelo 737 MAX de Boeing y las incertidumbres que genera el modelo low cost. Estas tres circunstancias son las que han impactado directamente en el modelo de negocio de Ryanair, haciendo tambalear parte de sus cimientos. Pero la irlandesa ha encontrado la fórmula para evitar que las consecuencias sean mayores.
Se trata de volver a los orígenes y restablecer políticas laborales en las que los trabajadores no gozan con plenitud de todos sus derechos. Nuestro país es todo un campo de pruebas para esta. El caso más evidente es el ocurrido en la base de Girona, donde la compañía chantajeó a sus trabajadores para evitar el cierre de la misma.
La aerolínea lanzó un ultimátum a los más de 160 empleados que trabajan en dicha base, para que renunciasen a sus contratos fijos permanentes y pasaran a ser fijos discontinuos. A los trabajadores no les quedó más remedio que aceptar estas condiciones. El Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) denunció estas irregularidades, que también recogió un informe la Inspección de Trabajo.
“Ryanair obligó a los pilotos a firmar este tipo de contratos, aprovechando que los representantes de los trabajadores no eran conocedores de estas modificaciones contractuales, con el objetivo de sacar partido al estado de presión al que estos estaban siendo sometidos”, según Sepla. La compañía pretende que los pilotos con base en Girona se conviertan, en trabajadores itinerantes, según la Inspección de Trabajo; esto se debe a las abusivas cláusulas de movilidad y ubicación.
La práctica de los chantajes no es nueva; sino que viene de atrás. Hace dos años los sindicatos denunciaron que Ryanair obligó a los tripulantes de cabina a conseguir unos mínimos en ventas a bordo de 1,80 euros por pasajero en cada vuelo y amenazó vía cartas con ser trasladados a otro país si no consiguen estos objetivos. Y algo más antiguas son las amenazas a los pilotos para no echar más combustible del necesario en los aviones.
RECORTE DE DERECHOS LABORALES
Esta es solo una estrategia más de la compañía de bajo coste para recortar los derechos laborales conseguidos por sus trabajadores. En enero del pasado año y tras ocho meses de pulso con Ryanair, la aerolínea cedió y aceptó una reivindicación histórica de los sindicatos: contratos bajo legislación española para los tripulantes de cabina. Meses antes lo hizo con los pilotos.
Una victoria laboral que ahora corre el riesgo de esfumarse, al menos para una parte de los empleados. En la negoción del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) la aerolínea llegó a proponer la reubicación de los trabajadores en otros países; situación que conllevaría la pérdida de los contratos bajo la legislación española.
De hecho, los sindicatos USO, Sitcpla y Sepla han presentado en la Audiencia Nacional la demanda de impugnación del despido colectivo planteado por Ryanair, que finalmente afecta a 224 trabajadores, “procedimiento que está plagado de múltiples irregularidades e incumplimientos de la legislación laboral española”, según estos colectivos.
Cabe recordar que, en 2018, la irlandesa anunció subidas salariales del 20% a sus pilotos en países como Reino Unido, Alemania o España. Un avance salarial que le supone cerca de 100 millones de euros en gastos de personal adicionales al año. De ahí que trate de nuevo de cambiar sus condiciones laborales.
El éxito del modelo de Ryanair consiste en tener aviones volando constantemente y la gran mayoría en aeropuertos secundarios, donde muchas de sus rutas reciben subvenciones. Cada minuto que una aeronave está en tierra está perdiendo dinero. Por eso, el margen de tiempo entre que un avión aterriza y vuelve a despegar es muy ajustado. Cada céntimo está calculado al milímetro. Por ello, para hacer frente a todos los gastos sin subir el precio de los billetes necesita ingresos complementarios o ajustes laborales.
PROBLEMAS ECONÓMICOS
“Los principales operadores de Boeing, Norwegian y Ryanair, tendrán un menor crecimiento en 2020”, así lo afirman analistas de Bloomberg. Ryanair no es ajena al elevado precio del fuel ni a las convulsiones que sufre el sector aéreo –con muchas quiebras a sus espaldas–. Su estado financiero revela el fin del modelo low cost; al menos como lo conocemos actualmente.
La low cost registró un beneficio de 243 millones de euros en el primer trimestre de su ejercicio fiscal, finalizado el pasado 30 de junio, un 21% menos que el año anterior, debido a los fuertes aumentos en las partidas de costes. Entre estas, los gastos de personal aumentaron un 21%.
Por otro lado, mantienen la perspectiva de beneficios de entre 750 y 950 millones de euros para el año fiscal 2020. Pronóstico que podría verse incluso reducido por el impacto de los gastos asociados a las nuevas huelgas. Además, se trata de una previsión baja teniendo en cuenta que el año 2018 lo cerró con un beneficio neto de 1.450 millones de euros.