2020 no será un año fácil para Reino Unido. Aunque mucho menos lo será para sus bancos, incluidos los dos españoles, Santander y Sabadell, que mantienen filiales en el país. La aplastante victoria de los conservadores, con Boris Johnson a la cabeza, prácticamente asegura el Brexit, y con él un fuerte golpe a la maltrecha economía británica. Así, las entidades verán reducidos sus beneficios en los próximos trimestres, a medida que el frenazo económico les obligue a dotar de mayores provisiones sus balances para cumplir con la nueva normativa contable (la NIIF9), avisan los expertos.
El negocio bancario siempre se ha caracterizado por ser muy cíclico, esto es que a medida que la economía crece sus beneficios también lo hacen y al revés también. Una relación que la nueva normativa contable ha reforzado notablemente a través del uso de las provisiones, que no es más que un colchón de dinero que se mantiene por si hay impagos. Hasta la entrada en vigor (en 2018) de la NIIF9, las entidades solo provisionaban los créditos otorgados cuando estos empezaban a dejar de pagarse, por lo que el golpe más contundente venía al final del ciclo.
Pero ahora, se le exige que el grueso del dinero aportado a insolvencias se deposite cuando el riesgo del crédito aumenta y no cuando el crédito falla. Por ejemplo, si se trata de una hipoteca o un crédito promotor, la entidad deberá reforzar con fuerza las provisiones del mismo cuando el precio de la vivienda se reduzca, aunque se siga pagando religiosamente dicho préstamo. El prototipo anterior es una de las claves de lo que está ocurriendo (y ocurrirá con más fuerza a medida que el Brexit se solidifique a lo largo del 2020) con las entidades británicas, puesto que no importará tanto la morosidad de cada entidad como las fluctuaciones macroeconómicas que se produzcan en el país. Además, se debe recalcar que el dinero que se destina a provisiones viene directamente de los beneficios, por lo que el efecto negativo sobre las ganancias es directo.
Con todas las miradas puestas en el mercado inmobiliario, éste no ha hecho más que caer. En la presentación de resultados del tercer trimestre, las entidades alertaron que cada eran más pesimistas con la evolución de los precios de las casas en el país. Uno de los levantaron la voz fue Lloyds que recortó casi a la mitad sus previsiones de crecimiento de los precios de las viviendas para 2020. Además, los datos que llegan le añaden un tono más crítico a la situación. Así, el valor de los pisos en el mercado británico se desplomó un 12% interanual en noviembre. Se trata de la peor caída desde febrero de 2019 y, además, se une a las registradas en septiembre y octubre. Todo ello, ha llevado a los bancos a revisar sus dispares modelos de provisiones.
EL ESCENARIO DEMASIADO OPTIMISTA PUEDE PASAR FACTURA AL SANTANDER
Otra de las claves, estará en los tipos de interés que finalmente decida imponer en los próximos meses el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés). Un apartado que preocupa seriamente en el caso de Banco Santander. La filial de la firma presidida por Ana Botín trabajaba con unas estimaciones de tipos por encima del 2% para 2020, lo que supondría un fuerte incremento desde el 0,75% actual. Pero dichas previsiones se van a quedar muy lejos, dado que la victoria conservadora y el afianzamiento del Brexit probablemente desembocará en un recorte de los tipos allá por 2020, vaticinan los expertos.
El cambio en las previsiones provocará todavía más tensión sobre el balance de la filial británica. La razón es que, como se explicó anteriormente, la NIIF9 establece las provisiones para préstamos incobrables en función de sus modelos macroeconómicos. Cuando estos son demasiado optimistas el dinero que se provisiona es menor, pero simplemente es un engaño contable dado que cuando la situación no se da, la entidad está obligada a restringir beneficios para incorporar más dinero a dicho colchón.
Además, Santander UK será de los más castigados, puesto que también era el más optimista. En concreto, esperaba un tipo de interés del 2,5% (desde el 0,75% actual), mientras que otros como Lloyds, RBS o HSBC consideran que la tasa estará por debajo del 0,5% a finales de 2020. La diferencia se debe a que las entidades modelan entre tres y cinco escenarios distintos para las provisiones y en cada uno le añaden múltiples variantes. Al final, los resultados pueden ser muy dispares.
SABADELL Y SANTANDER TENDRÁN MENOS BENEFICIOS
Lo anterior, pone de manifiesto los últimos movimientos de las dos entidades españolas. Por un lado, Banco Santander decidió recortar de manera drástica (en 1.500 millones) su fondo de comercio en Reino Unido. La firma presidida por Ana Botín aludió que «se debe principalmente al cambio en las expectativas como consecuencia de un entorno regulatorio complejo, entre otras razones por los distintos efectos negativos de la regulación». Una medida que simple y llanamente reflejaba que los beneficios futuros que esperaba obtener la filial serían menores en los próximos años.
Por su parte, Sabadell reconoció en su nuevo plan estratégico para TSB que no recuperará la rentabilidad exigida para este año hasta 2022. Al igual que Santander, aunque se le añaden otros problemas técnicos, se excusó en la actual situación del Reino Unido. En concreto, los efectos del Brexit, junto a las exigencias de la regulación y también la fuerte competencia en materia de hipotecas. En definitiva, que no será un año fácil para ambas entidades, aunque hayan ajustado ya sus expectativas.