sábado, 23 noviembre 2024

Langostinos para acabar con la suegra: el cuestionado producto estrella de la Navidad

La Navidad es sinónimo de tradiciones, y en lo que a gastronomía se refiere, los langostinos son una de ellas. Sin embargo, encontrar este marisco a un precio asequible y de buena calidad en el supermercado no es tarea fácil. La cata de langostinos de MERCA2 saca a relucir las características que debe cumplir este crustáceo para sorprender a los invitados en las celebraciones.

Langostinos congelados y de pescadería de marcas de distribuidor y fabricante son objeto de la cata de MERCA2, llevada a cabo por Jonatan Armengol. Es el único crítico gastronómico invidente en España y gestiona varios proyectos vinculados al arte culinario. En su espacio “Comer a ciegas” valora platos, cócteles y vinos, entre otros productos. Recientemente ha comenzado el informativo “The Foodie Times” en el que repasa las noticias más importantes del día en el ámbito gastronómico, y que está orientado a los altavoces inteligentes Alexa y Google Home, además de otras plataformas de audio.

La presencia de langostinos y gambas en las mesas de Navidad está garantizada, pero parece que su consumo descendió en 2018 un 1,2%. El sector del langostino y la gamba también salió perjudicado, puesto que, facturó un 2,6% menos que el año anterior. El final de año es clave para estos productos, y es que en los últimos meses es cuando se produce un aumento de la demanda y se puede determinar la tendencia de consumo del año.

Los precios son un condicionante en la compra de langostinos. Según se desprende del ‘Informe de Consumo de 2018’, publicado por el Ministerio de Sanidad, el kilo de gambas y langostinos en 2018 fue de 11 euros de media. Este precio supuso un descenso del 4,8% con respecto al 2017. Los langostinos escogidos para la cata de MERCA2 superan la media de precio por kilo del 2018 y alcanzan los 13,50 euros de precio medio.

En la actualidad este producto ha sembrado la polémica. La habitual práctica de chupar la cabeza de gambas y langostinos tiene consecuencias. Por eso, las autoridades sanitarias advierten del riesgo que entraña el consumo parcial de la cabeza de estos animales, que es la parte del cuerpo que acumula cadmio. El consumo excesivo de este metal pesado causa disfunciones renales, algo que no resulta difícil teniendo en cuenta el elevado consumo de estos crustáceos en Navidad.

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LA SAL JUEGA EN CONTRA DE LA CONGELACIÓN

Es habitual encontrar los langostinos congelados, tanto en caja como a granel. Esta alternativa al producto fresco puede jugar en su contra, y es que, la congelación deshidrata. “Depende como hayan sido congelados y el tipo de nevera en el que están se pueden secar más”, explica Jonatan. La baja salinidad de algunos langostinos está justificada por el proceso de congelación, aunque tampoco se añade demasiada sal en el agua de cocción, deduce Armengol.

El olor del marisco es fuente de información. Aunque pueda resultar extraño hacerlo durante una reunión, Jonatan recomienda oler el producto antes de probarlo. El hecho de que un alimento desprenda olor a pescadería no resulta agradable, por lo que ahí ya hay una pista de su sospechoso proceso de conservación previo a la venta.

Otro de las cuestiones a tener en cuenta es el tamaño, que sí importa. Si hablamos de langostinos, el tamaño del producto se ve reflejado en el precio. Por lo tanto, se trata más de una cuestión estética que no garantiza la calidad, pero sí incrementa su precio.

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