miércoles, 11 diciembre 2024

Drones: los nuevos guardabosques

Desde muy pequeño, Luis fantaseaba con pasar tiempo en el bosque, cuidar de los pinos, de las montañas… Su gran ilusión era ser guardabosques. Luis creció y poco a poco su sueño quedó en el olvido. Se graduó en Arquitectura, y nunca imaginó que la vida le iba a devolver años más tarde la posibilidad de hacer realidad su sueño de la infancia.

Luis Rincón es ahora Oficial Jefe de la de Unidad Técnica de Extinción, Rescate y Prevención del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid. Y como él mismo dice, su trabajo consiste en “llegar a un lugar del que la gente está huyendo e imponer un poquito de orden donde reina el caos”.

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El fuego, la gran amenaza ecológica

Los incendios forestales son sin duda una de las mayores amenazas ecológicas en nuestro país. Cada verano asistimos al cruel espectáculo de ver arder hectáreas y hectáreas de nuestros bosques sin que parezca posible frenar esta tragedia.

En los últimos años, los incendios forestales han crecido en número y devastación. El número de siniestros ha aumentado un 11,57% respecto a la media de la última década. En 2018, por poner un ejemplo, se declararon 7.143 incendios en España, con un balance de cerca de 30.000 hectáreas devastadas por las llamas. Y las causas de este incremento son varias. Por un lado, el cambio climático está haciendo subir las temperaturas y provocando largas temporadas de sequía, lo que hace que cada vez nuestros bosques estén más enfermos y estresados. Por otro, el abandono progresivo del medio rural ha contribuido a que el trabajo de limpieza de los bosques que se hacía antiguamente se haya desatendido.

Los incendios forestales son una de las mayores amenazas ecológicas en nuestro país

“Hace 80 años, hace 50 años, los paisanos, los campesinos, los ganaderos, trataban de limpiar el medio rural porque tenían una economía de subsistencia, tenían que aprovechar cualquier rama muerta que hubiera en el monte. Por ejemplo, recuerdo que incluso los braseros para calentarse se hacían con cisco, que era la zarza quemada. Se pastoreaba mucho, había ganado en el monte y eso hacía que todo el matorral, todo el sotobosque estuviera limpio y sano. En el momento en que se abandona el medio rural, todo lo que se hace para limpiar el monte se tiene que hacer a golpe de financiar retenes que hagan esa limpieza manual, que es tremendamente inefectiva si la comparamos con una población rural asentada. Y lo que tenemos son bosques con una carga de combustible mucho mayor. En el momento en el que hay una fuente de ignición, que puede ser un rayo, o la mano del hombre, todo arde con mucha rapidez”, nos cuenta Luis.

En los últimos, años hemos visto cómo los incendios forestales se han convertido, además, en un problema de protección civil. La proliferación de urbanizaciones asentadas en zonas muy cercanas a los bosques ha hecho que estos incendios pongan en peligro las viviendas y la propia seguridad de las personas. Con lo que se ha complicado aún más si cabe el trabajo de los profesionales dedicados a la extinción del fuego.

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