En el último año, la DO Cava ha vivido una auténtica guerra con varios frentes abiertos que han hecho tambalear los cimientos de una Denominación de Origen que se constituyó en 1972 con la constitución del Consejo Regulador de los Vinos Espumosos. Ahora, un acuerdo, que califican de “histórico”, pretende poner fin a los problemas con las bodegas díscolas o incluso recuperar la producción lastrada por el procés y la caída de precios.
El pleno de la DO Cava aprobó el pasado martes de forma unánime un plan para seguir fortaleciendo el vino espumoso. La etapa final de esta hoja de ruta se concretará en la aprobación de la modificación del pliego de condiciones. Este pliego recogerá la apuesta por la calidad, por una mayor diferenciación de los diferentes tipos de Cava y establecerá un sistema de clasificación territorial.
Se trata de un acuerdo que más allá de impulsar medidas que refuerzan la viña, la sostenibilidad y los tiempos de elaboración, lo que busca es hacer las paces con las bodegas que no están de acuerdo con las normas de la DO. Primero fueron las nueve bodegas de Corpinnat las que decidieron salirse de la DO Cava. Estos no estaban dispuestos a renunciar a que la marca Corpinnat figure en la etiqueta de sus productos ni a delimitar su ámbito territorial.
Pero el detonante de la crisis interna fue el anuncio de negociaciones para crear una nueva Denominación de Origen de espumosos del Penedès entre Corpinnat y Clàssic Penedès (los espumosos amparados por la DO Penedès). La DO Cava estalló y lamentó la intención de ambas agrupaciones bodegueras.
Algunas bodegas se pronunciaron al respecto. “Desde las bodegas de la DO Cava no se ve bien esta salida de bodegas. Desde la DO Cava se están haciendo esfuerzos para tener una DO con zonificación y categorización de productos. Nunca es bueno que salgan bodegas de una DO. A nosotros no nos afecta directamente y seguimos trabajando en la DO cava que es la que tiene reconocimiento nacional e internacional”, recuerdan fuentes de García Carrión a MERCA2.
Por ello, el presidente de la DO Cava, Javier Pagés, explicó a través de un comunicado que se trata de un plan inclusivo que quiere “integrar la gran diversidad de actores que forman parte de la DO Cava”.
CAVA CATALÁN VS EL RESTO DE BODEGAS
En septiembre de este año, llegó la única batalla que actualmente ha ganado la DO Cava. El Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, un real decreto que deja en manos del Consejo Regulador de la DO Cava la facultad de limitar la extensión de los cultivos. Este había solicitado el crecimiento cero de las plantaciones para evitar que se desequilibre la oferta y la demanda. Algo que provocaba precios de cava bajos.
Hasta ahora era el Ministerio de Agricultura el que tenía la última palabra en el caso de las DO de ámbito supraautonómico, como el cava. De esta forma, será el propio sector, a través de sus Consejos Reguladores, “quien tomará las decisiones sobre la limitación o expansión de las superficies de plantación», de acuerdo al marco general establecido por la normativa comunitaria.
¿Dónde está el problema? Pues en que, por ejemplo, los productores de cava de Requena (Valencia) y Almendralejo (Badajoz) preferían seguir sin limitaciones ya que las ventas de cava no catalán crecían a su favor. Y más teniendo en cuenta su reivindicación histórica frente al prestigio y mayor producción del lado catalán.
MENOR PRODUCCIÓN
Por otro lado, la producción de cava para el mercado español descendió en un 12,1% durante 2018 debido al boicot a productos catalanes motivado por el procés, entre otras causas. La producción llegó a los 244 millones de botellas, una cifra que indica un descenso del 3,2% con respecto a 2017, y un valor estimado de 1.146,8 millones de euros, un 0,2% menos que en el año anterior, según el Consejo Regulador.
De hecho, muchas de las grandes bodegas como Freixenet han buscado fórmulas para desestacionalizar el producto con innovaciones como Freixenet Ice (cava con hielos) o el famoso Prosecco, un vino espumoso que está cosechando grandes éxitos entre los millenials.
Si bien es cierto, de cara al exterior sigue gozando de un gran prestigio. Con más del 60% de las ventas internacionales, Cava es la Denominación de Origen española que más vino exporta. Reúne más de 38.000 hectáreas de viñedo y a más de 6.800 viticultores. Sus 380 bodegas asociadas están presentes en más de 100 países.