El tradicional rival del vino, por consumo y posicionamiento casi ideológico, es la cerveza. Pero dentro del propio sector vinícola, también hay ciertos miramientos por la tipología de vino. Así, todo lo que no sea tinto hay quien lo considera género chico. Para dar la vuelta a esa situación los blancos están jugando bien sus cartas, aunque hay ciertos estereotipos que no desaparecen.
Esta misma semana, desde DO Rueda se han hecho eco de un informe de la consultora AC Nielsen sobre el consumo de vino. Según reflejan desde la denominación castellanoleonesa, Rueda es una de las DO más consumidas por los españoles. Esa es la gran noticia para ellos y, en su conjunto, para los bodegueros blancos.
Luego hay una serie de datos que alargan el cliché sobre quién y cómo se consume el vino blanco. Por ejemplo, su consumo se produce siempre en compañía y está muy asociado a celebraciones y ocasiones especiales, destacando que un 40% de los consumidores lo toman en el aperitivo. En cuanto a la edad de los consumidores, el aumento de consumo se concentra en mayor medida entre la franja de los 36 a 45 años. Respecto al género, el reparto es muy equilibrado: 52% de mujeres, frente a un 48% de hombres.
Es decir, se trata de un consumo de gente adulta, ni rastro de jóvenes; y con respecto a los estereotipos del blanco, mayoritario para aperitivos y mujeres. De forma que el consumo de tinto parece que se sigue reservando para los hombres en la comida. Lo que sí guardan en común es la edad media de consumo, donde de manera preferente son los adultos quien más toman.
BUENAS NOTICIAS PARA DO RUEDA
En todo caso, al margen de los hábitos que irán perdiendo peso cuando el sector siga creciendo y sea más homogéneo en el consumo, las noticias son muy buenas. Así lo cree la presidenta de la DO Rueda, Carmen San Martín, que estima que “el consumo ha aumentado positivamente, y es señal de que tanto las bodegas y viticultores como el Consejo Regulador, estamos trabajando para ofrecer a nuestros consumidores la mejor calidad”.
Lo cierto es que existen motivos para el entusiasmo. Según el informe de AC Nielsen, el 55% de los consumidores que han probado algún vino de la DO Rueda pasa a consumirlo habitualmente; y de éstos, el 77% lo prefiere frente a otros vinos. Así pues, el ‘efecto marca’ es muy importante. Significa que la gente que elige el blanco por encima del tinto cada vez tiene mejor situados los vinos que prefiere.
Asimismo, el estudio pone de manifiesto que la D.O. Rueda se encuentra en la tercera posición de las cinco denominaciones que son citadas por los entrevistados. Además, resalta la buena aceptación que ha tenido el cambio de logotipo de la entidad desde el punto de vista de la empatía, la comunicación y el impacto.
LOS ÚLTIMOS CAMBIOS
Hace unas semanas se hizo oficial una serie de cambios en la DO Rueda para las próximas fechas. Entre los más significativos destaca que para los vinos blancos (tranquilos) de la cosecha 2019, solo existirá una categoría: Rueda, fusionándose en ella las antiguas clasificaciones de “Rueda Verdejo”, “Rueda Sauvignon” y “Rueda”. Asimismo, se introduce una nueva categoría: “Gran vino de Rueda”. Esta categoría corresponde a vinos cuyas uvas provengan de viñedos con más de 30 años de antigüedad, con un rendimiento menor de 6.500 kg por hectárea y un ratio de transformación del 65%. Estos vinos se podrán comenzar a elaborar en la añada 2020 y llevarán una contraetiqueta diferente.
Por otra parte, en esta serie de cambios, se incluye un nuevo tipo de vino: Rueda Pálido. Es un vino de elaboración tradicional en Rueda que había desaparecido de la tipología de vinos de la DO. Recuperando así, un vino que se obtiene por crianza biológica, permaneciendo en barrica de roble durante, al menos, los tres últimos años antes de su comercialización. Del mismo modo, se crea la figura de “Vino de Pueblo”, pudiendo indicar el municipio del que provienen las uvas, siempre y cuando el porcentaje de la uva proveniente de ese pueblo sea igual o superior al 85%.
Por último, los vinos espumosos podrán incluir la mención “gran añada” cuando el proceso de elaboración, desde el momento del tiraje hasta el degüelle, supere los treinta y seis meses. La mención deberá ir acompañada del año de la cosecha.