
El 5 de agosto de 1858 se tendía el primer cable transatlántico submarino desde el que se transmitiría, 11 días después, el primer telegrama entre América y Europa. Era el primer intento del ser humano de conectar los continentes. Pero a las pocas semanas el cable dejó de funcionar. Sin embargo, aquel gran sueño transoceánico fue el germen del actual sistema de telecomunicaciones.
Hoy en día, la comunicación no sería como la conocemos sin la existencia de los cables submarinos. Pero, ¿conocemos realmente cómo funcionan estos gigantes subacuáticos? Os desvelamos algunas curiosidades que os ayudarán a entender cómo llega Internet hasta vuestro hogar.
4¿Cuál es el grosor de estos cables?
Con esta enorme capacidad, podría pensarse que las dimensiones de un cable submarino son considerables. Romualdo nos aclara esta cuestión: “Muchos piensan que un cable submarino es un tubo de 10 cm de diámetro, pero lo que es el cable submarino propiamente dicho mide poco más de 1 cm. En su esencia, un cable submarino está compuesto por 4 u 8 pares de fibra óptica y una protección de acero para poder ofrecer tracción mecánica y resistencia en el fondo del mar, además de una capa de cobre para poder transportar energía y alimentar los repetidores o amplificadores durante todo su trayecto.”
“Las dimensiones del cable pasan a ser más del doble cuando es necesario protegerlo de las agresiones externas: “Dependiendo de la zona donde sea depositado, existe un cable simple armado que tiene una protección adicional de acero y de polietileno. Este cable se deposita en lugares donde hay rocas que pudieran causar algún desperfecto. Y los cables de doble protección se depositan en zonas costeras, o en la playa, donde hay riesgo por la pesca, por barcos fondeados con sus anclas; esos cables tienen dos protecciones adicionales, con acero y polietileno y una capa adicional para conseguir esa protección”.