Un total de 31 días. Eso es lo que ha tardado Ifema en certificar que estaba preparada para salvar al Gobierno de la papeleta de la Cumbre del Clima. En tan solo 18 días movilizó todos sus recursos para montar un evento internacional en tiempo récord, mientras que en 13 días la COP25 se ha desarrollado sin incidentes. El balance final “es muy positivo” para Eduardo López-Puertas, director general de Ifema, quien abre las puertas del recinto a la celebración de otros grandes eventos internacionales.
“La imagen de marca ha sido muy positiva y nos posiciona favorablemente para atraer otros eventos o congresos de esta tipología”, asegura López-Puertas a MERCA2. Durante 13 días, Madrid ha sido un escaparate internacional gracias al trabajo in extremis de los equipos y a la rapidez en la que se ha gestionado un evento que, por norma general, cuenta años de margen.
Un balón de oxígeno que apoya el plan de crecimiento de Ifema, cuya previsión es superar los 200 millones de ingresos anuales en 2022. La entidad invertirá 180 millones de euros hasta 2023 en su proyecto de ampliación en Valdebebas coincidiendo con el 40 aniversario. Las obras se acometerán en varias fases sobre una parcela que cuenta con una superficie total de 500.662 m2 y una edificabilidad máxima de 250.000 m2.
ASÍ FUE EL PLAN DE SEGURIDAD
La Cumbre del Clima se llevó a cabo en Ifema entre el 2 y el 13 de diciembre. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), diferentes Ministerios del Gobierno español, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de la capital e Ifema colaboraron estrechamente durante un mes para hacer frente a este evento por el que pasaron –a falta de confirmar cifras oficiales de cierre– entre 20.000 y 25.000 personas procedentes de unos 200 países, incluyendo a 15 o 20 jefes de estado.
Además del tiempo récord en el que se ha organizado la feria, la seguridad era la principal “incógnita”, explica López-Puertas, por la posibilidad de que se produjeran altercados. Por la Cumbre del Clima han pasado ministros del Gobierno de España y del de Chile, así como mandatarios internacionales, cantantes como Alejandro Sanz, activistas como Greta Thunberg o personalidades de toda índole.
En este sentido, los niveles de seguridad y requerimientos de la ONU fueron muy elevados. Hecho que se evidenció en las dos zonas en las que se dividía el congreso: en la zona verde, el espacio dedicado a la participación de la sociedad civil, la seguridad dependía del Gobierno español; mientras que la zona azul, centrada en los eventos y negociaciones formales de Naciones Unidas, la propia ONU tenía su policía.
Toda esta zona se blindó con controles de todo tipo: rayo X, escáneres de coches o varios puntos de control, entre otros. De ahí que la seguridad en las acreditaciones para los periodistas fuera hasta más alta exigiendo unos requerimientos que en otras ferias organizadas por Ifema e impidiendo acreditaciones a última hora. Hecho del que “hemos aprendido mucho”, reconocen desde la entidad organizadora.
Por otro lado, el entramado de ciberseguridad también ha jugado un papel muy importante por el entramado de seguridad informática, la gran cantidad de IP que se han necesitado o el simple hecho de que las señales de tv funcionaran sin problemas.
En la parte logística, el balance también es “muy positivo” desde el punto de vista de la accesibilidad, el funcionamiento de los equipos o el wifi, por ejemplo. “No se ha producido ningún incidente”, apuntan desde Ifema.
MONTAJE EN TIEMPO RÉCORD
El pasado 17 de noviembre comenzó el montaje de la COP25 en Ifema, que ha ocupado siete pabellones, con una extensión de 100.000 metros cuadrados y otros 13.000 metros cuadrados más de salas de convenciones y actividades. Solo para el montaje se precisaron 1.500 personas trabajando, asegura el director general de Ifema, quien eleva la cifra a 5.000 personas al día trabajando en los pabellones durante la celebración de la COP25. Además, hay que añadir entre 1.000 y 1.500 agentes de policía y seguridad velaban por mantener el orden.
El único contratiempo que ha supuesto para Ifema este evento mundial ha sido “la reorganización de pabellones de algunas de sus ferias que están en marcha para que los de la COP25 estuvieran unidos”, explica López-Puertas. Juvenalia, el Circo de Hielo o la feria Almoneda son solo algunas de las muchas que han convivido con esta cumbre. Todas ellas se han desarrollado sin problemas de ningún tipo.