Si Jaime Peñafiel siempre se sintió con autopista libre de peaje cuando la periodista Letizia Ortiz Rocasolano se convirtió en princesa de Asturias, no menos iba a envainar la artillería pesada ahora que es reina ‘consorte’ (le encanta puntualizarlo) de España.
A pesar de que la propia Letizia y el rey de España, Felipe VI, le han manifestado personalmente su desaprobación y su rechazo en relación a los hirientes artículos de opinión que el veterano periodista vierte contra la jefa (consorte, insistimos) del Estado, él sigue en sus trece, ejerciendo, dicho sea de paso, su libre derecho a la libertad de expresión.
«Letizia se ha reconciliado con su pasado»
Si a la pluma de Jaime le sumamos que la vía de escape y publicación que tiene es ‘La Otra Crónica’ de ‘El Mundo’, un medio de comunicación que hizo cruz y raya a la Reina desde que se descubriese que ella los llamaba «merde» (=mierda, en francés), el cóctel Molotov ya está servido.
Así arranca su nuevo misil real: «México siempre figurará en la biografía de Letizia. En la biografía profesional y en la sentimental. Con sus luces y sus sombras. Con sus excesos y sus defectos. Alguien dijo que ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones. Con este viaje en solitario al país de sus amores, parece haberse reconciliado con su pasado. Hay que reconocer que Felipe ha sido muy generoso autorizando el viaje de su inefable esposa. Aunque, yo que él, no estaría tranquilo. Porque Letizia ha demostrado sentirse pero que muy feliz en este viaje en solitario, rompiendo todas las normas de comportamiento, más que de protocolo, que se esperan de una Reina aunque sea consorte». ¿Qué insinúa Jaime con la felicidad en solitario de Letizia en el país «de sus amores»?
«Un espectáculo gratuito»
«‘¿Quién es?’, se preguntaban los asistentes a la cena oficial de la Cumbre Mundial de Líderes Contra el Cáncer 2017, celebrada en el Club de Banqueros en la Ciudad de México. Por supuesto, la consorte del rey, o la reina consorte, of course. Aunque no lo pareciera o no se comportara como tal, marcándose unos pasos de baile, pero que muy chulos, con el cantante rapero del grupo The Black Eyed Peas, el solista Taboo, que la había tomado por el hombro desnudo en la misma mesa presidencial», continúa Peñafiel.
El periodista se permite (des)calificar la actuación de Letizia y habla libremente de los sentimientos de Peña Nieto, presidente de México y su esposa: «Un sorprendido presidente, Enrique Peña Nieto, y su esposa Angélica Rivero no daban crédito a lo que estaban viendo. Los invitados, tampoco. No es frecuente ver a una consorte real ofreciendo tan gratuito espectáculo». Y la cosa no queda ahí… «Bailando para demostrar ser quien quiere ser en el momento de entregarse al movimiento de la música. Siempre se ha dicho que el baile es algo liberador y relajante que ayuda a desconectar del día a día y que, a veces, nos ayuda a evadirnos por completo. Pero no siempre se debe».
«Letizia siempre es polémica»
Al menos eso dice el redactor de ‘La Otra Crónica’. Y atención: «¿Por qué las actuaciones de Letizia tienen que ser siempre polémicas esté o no presente Felipe? ¿O es que hemos olvidado aquello de «¡Déjame hablar a mí!», cuando Felipe le interrumpió durante la ceremonia de petición de mano, el 7 de noviembre de 2003 en el Palacio de El Pardo. No olvidemos que «Letizia es una reina independiente», según titulaba su crónica sobre el viaje a México mi querida compañera Consuelo Font. Lo es pero no debería comportarse como tal. Eso no está bien». Y asesta así otro golpe a alguien que lleva 14 años ejerciendo de Familia Real a la perfección.
«Estoy seguro de que los recuerdos de su estancia salvaje en la ciudad mexicana de Guadalajara, capital de Jalisco, en 1995, después de acabar los estudios de Periodismo, estarían muy presentes durante el viaje a México…» ¿Hay algún motivo? Aparentemente sí, pues Peñafiel desvela unos nombres de varón hasta ahora desconocidos.
Peñafiel destapa los ¿amores? de Letizia en México
«Nunca, jamás, en un año y medio, pudieron suceder tantas cosas en la vida de una joven que sólo tenía 24 años. Fue reportera del periódico Siglo XXI de Guadalajara, en un suplemento de título premonitorio: Tentaciones; se buscó ingresos trabajando como cigarrera de una marca de cigarrillos que promocionaba por las calles de Guadalajara, ataviada con una blusa y unos pantalones con los colores blanco y rojo de las cajetillas», hasta ahí, lo que sabíamos.
¿Pero son ciertos estos nombres? Según Peñafiel: «Letizia se enamoró del director del periódico, Jorge Zepeda Patterson, ¿o fue del subdirector Diego Patterson? Esto no está claro aunque la esposa de uno de los dos me lo contó vía telefónica. Se lo pregunté al primero cuando ganó el Premio Planeta en 2015 con la novela Milena o el fémur más bello del mundo. Pero el asunto no me quedó claro. Alguien de los tres mentía. También tuvo otro novio de apellido Rivera».
Letizia y su gran polémica
«Lo más polémico de su estancia mexicana fue el retrato presuntamente en topless que el pintor cubano Waldo Saavedra le realizó para la portada del disco Sueños líquidos, del grupo Maná de Jalisco. Aunque el cuadro existe, Letizia aclaró en su día que ella posó con una blusa que el artista presuntamente pudo suprimir después. Si ella lo dice… Yo conservo la fotografía de ese cuadro», apunta Peñafiel repitiendo la palabras «presuntamente» hasta dos veces. Por si las moscas reales.
Sobre sus gustos personales, el comunicador señala que «En su tiempo libre le encantaba bailar salsa en el salón Veracruz o se iba a la playa Maloapa, un enclave hippy donde los jóvenes solían acampar’, según contaba la compañera Font.
¿Debe una Reina tener pasado?
«De lo que no existe la menor duda es de que la biografía de Letizia no comienza el 1 de noviembre de 2003, cuando la Casa del Rey anuncia oficialmente el compromiso matrimonial de su hijo Felipe con una joven desconocida, periodista ella (hay profesiones peores) llamada Letizia Ortiz Rocasolano. Aunque hacía dos meses que había cumplido los 30 años, era como si naciera ese día. Como si no hubiera existido su vida mexicana, ni su boda anterior con Alonso Guerrero, ni su noviazgo con David Tejera. Resumiendo: como si no tuviera pasado. Algo así como la biografía de Jesucristo, ¡Oh casualidad! también a partir de los… 30 años.
Aunque el abuelo paterno de Felipe, el conde de Barcelona, decía que «una reina no puede tener pasado», Letizia lo tiene apasionado y apasionante.Lord Byron decía que el mejor profeta del futuro es el pasado. Y el único elemento que puede sustituir la dependencia del pasado es la dependencia del futuro. Ni arrepentirse de ese pasado, ni aburrirse del presente ni temer el futuro, esa es la vida de mi inefable Letizia. Dejemos que el pasado sea pasado». Pero, entonces, Peñafiel, ¿por qué insistes en refrescar la memoria de todos siempre que encuentras la rendija por la que escapar?