sábado, 23 noviembre 2024

Los castillos encantados que hay en España

En España, los castillos son una parte importante de su historia. Entre los ocho siglos de la Reconquista de los reinos cristianos más las peleas internas entre la monarquía y la nobleza, la cantidad de castillos que tenemos en el país es comprensible.

Actualmente, en inventario tenemos 10.257 castillos. No obstante, se estima que la cifra asciende a más de veinte mil. Pese a que los fenómenos paranormales no están demostrados científicamente, son muchas las personas que creen en la parapsicología y se dedican a investigar los sucesos de los distintos lugares en los que lo desconocido ha dado señales.

Los castillos, los bosques, los monasterios, las cárceles y los psiquiátricos son los lugares más elegidos por lo desconocido para hacer acto de presencia. Esta vez vamos a hablaros sobre los distintos castillos de España y sus misterios.

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Castillo del Papa Luna, Zaragoza

Castillos del Papa Luna, españa

Uno de los castillos de España que guarda la leyenda menos creíble es la de Zaragoza. El castillo del Papa Luna. El castillo se encuentra en la parte más alta de Zaragoza desde se ve todo el litoral. Los templarios fueron los encargados de construir esta gran fortaleza.

Se cuenta que los templarios estaban al tanto de todo lo relacionado con lugares de cruce de energía bio-magnética. Los sucesos paranormales son más dados a ocurrir en las hoy en día llamadas líneas ley.

Existen muchas leyendas sobre este castillo, pero en todas ellas hay un denominador común, el Papa Luna. Se trata de un Papa que murió en 1493 y al que excomulgaron con el título de hereje. De él se cuenta que continuamente recalcaba que era el Papa verdadero y hoy en día aún hay quien lo escucha gritar por las noches esa misma afirmación por los pasillos del Castillo. Hasta ahí puede resultar más verosímil. No obstante, también hay quienes cuentan que los que habitaron el interior de las murallas de piedra no fueron personas, si no demonios con los que el Papa Luna mantenía relaciones y de ahí los gritos y jadeos nocturnos.


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