Es peligroso no tener sexo durante mucho tiempo con tu pareja porque la cosa se va enfriando y es como dejar de ir al gimnasio. Si vas todos los días, tu propio cuerpo es el que necesita esa liberación de endorfinas y el que te pide continuar. Sin embargo, si lo vas dejando cada vez es más pesado ponerte.
Cuando tu pareja deja de mirarte, de tocarte y de tener deseos sexuales contigo tu autoestima baja, la seguridad en ti mismo se reduce considerablemente, las dudas comienzan a llenar tu cabeza de ideas raras y los celos pueden hacer que las chispas salten en cualquier instante.
Una pareja que no busca al menos una vez a la semana para dedicarse tiempo para ellos y para tener sexo esta abocada al fracaso. Mantener relaciones sexuales ayuda a que la complicidad, los problemas y la rutina se vean de otra manera diferente.
El fallo de no tener sexo con tu pareja es que la convivencia se convierte en familiar más que en pasional y tus sentimientos comienzan a cambiar. No tendrías sexo con tu hermano y tu vida se está convirtiendo en eso mismo, por lo que la distancia entre la pareja va aumentando hasta que un día encuentras a alguien que vuelve a hacerte sentir vivo.
Pasión y sexo
Cuando la pasión se ha acabado en una pareja lo único que hacen juntos es discutir y hablar sobre el trabajo. Lo malo es que eso mismo lo puedes hacer con la vecina del quinto sin tener que aguantar la parte de las discusiones.
Cuando otra persona comienza a fijarse en ti y empiezas a sentirte deseado de nuevo hay una lucecita en tu cerebro que se ilumina y se refleja en tu mirada volviéndola a hacer brillar. Sin darte cuenta, poco a poco te irás sintiendo atraído por esa otra persona que realmente muere por tus huesos y que está deseando tenerte debajo para hacerte suyo.
Indiferencia y nada de sexo
La indiferencia es el indicativo principal de que lo vuestro no funciona. Siempre hay uno de los dos que suele tirar más del carro sentimental y continúa teniendo esperanzas de que todo cambie y tan solo sea un bache pasajero. Sin embargo, si te has paseado sin ropa por delante de tu pareja y te ha dicho que te apartes, que no ve la tele, la frustración y decepción que se siente es casi insuperable.
No obstante, cuando peor te sientes contigo mismo y en el instante en el que los complejos y las culpas comienzan a rondar por tu cabeza, llega esa otra persona que te come con la mirada. Es alguien que cada día tiene algo bonito que decirte y que no desaprovechará la oportunidad de rozar tu mano de forma disimulada con tal de que vuestros cuerpos estén en contacto. Esa persona que está comenzando a hacer que tu corazón lata de nuevo y que tus miedos se aparten se introduce en tu cabeza y las fantasías en las que tenéis sexo abarcan gran parte de tu día.
Comunicación
La comunicación en una pareja que va en picado y sin frenos hacia la separación cada vez es más inexistente. Si te habla es por cumplir y no escucharte, pero seguramente podríais convivir como fantasmas bajo el mismo techo sin la necesidad de dirigiros ni tan siquiera una mirada.
Cuando esto sucede estás deseando salir de ahí e irte, aunque sea a pasear a solas. Entonces recuerdas a esa otra persona que te mira con cara picarona y recuerdas su sonrisa y su forma de tratarte y no poder evitar llamarla para que esté simplemente cerca de ti. No es necesario el sexo, aunque a estas alturas lo desees más que nada.
Cuando estás a su lado no hay silencios incómodos, la risa y la complicidad surge por sí sola y lo peor de todo para ti es que el tiempo vuela de una forma incontrolable. Las horas se vuelven minutos y después de que se os haya hecho de noche tú no querrás separarte de ella porque es con quien realmente estás bien. Ese sentimiento puede hacer que tu conciencia entre en juego y que cometas un gran error. Desaparecer.
Intermedio
Si te ha sucedido que tu ángel bueno está comenzando a susurrarte al oído que lo que estás haciendo no está bien y te da por escucharlo puedes arrepentirte el resto de tu vida. Segundas partes nunca fueron buenas y te darás cuenta cuando vuelvas a intentar reavivar la relación con tu pareja de siempre.
Si estás sintiéndote tan atraído por el otro en el momento en el que tengas sexo para intentar recordar por qué os enamorasteis, en tu cabeza tan solo aparecerá la sonrisa que añoras. Para poder tener relaciones con alguien por quien ya no sientes nada tu cerebro necesita visualizar a quien sí te excita y no será la persona que tienes debajo, precisamente.
Sabes que lo que sientes no está bien, pero no quieres dejar de sentirlo. Te has dado cuenta que tu vida es una gran farsa y lo único que no se recupera en esta vida es el tiempo perdido. Si tardas mucho en arriesgarte y dar el paso puede ser que la otra persona conozca a alguien que no le haga lo que tu pareja te está haciendo a ti y que lo vuestro termine incluso antes de empezar.
Volver a vivir
Cuando tu pareja deja de verte como tal y otra persona daría lo que fuese por estar a tu lado tienes que comenzar a plantearte si te merece la pena seguir muerto de cintura para abajo. Si la respuesta es no, debes hablarlo y decir lo que sientes sin medias tintas. Puede ser que vuelvas a tener sexo por tenerlo y que quien de verdad te importa continúe siendo partícipe incorpórea de esas relaciones.
Absolutamente todo el mundo merece ser amado, querido y deseado. Todos necesitamos esa palmadita en el culo sin venir a cuento y esa mirada de soslayo mientras se muerde el labio para hacerte saber las ganas que tiene de tener sexo contigo. En definitiva, todos merecemos ser felices.