En Latinoamérica hay más de 100 millones de personas sin acceso a Internet o con acceso deficiente. La compleja geografía del continente, con grandes cordilleras (como la andina) y amplias zonas selváticas (como la Amazonía), provoca que haya muchas poblaciones que, en pleno siglo XXI, aún permanecen aisladas.
Negro Urco es una pequeña comunidad originaria ubicada en plena selva peruana, a orillas del río Napo, uno de los afluentes más importantes del Amazonas en su vertiente peruana. Es una localidad a la que no llega ninguna carretera, y su principal vía de acceso es fluvial. Para desplazarse hasta otras comunidades o a la ciudad de Iquitos, que es la más próxima, se precisan muchas horas e incluso varios días de navegación. La vida en este lugar recóndito del planeta no es precisamente fácil.
2Tecnología que salva vidas
Llezmín comenzó a sentir las primeras contracciones de parto a las doce de la noche en su casa. Seis horas después, seguían los dolores pero el bebé no terminaba de nacer. Se dirigió al centro de salud, donde la atendió Alexander, el técnico de enfermería que vela por la salud de los habitantes de Negro Urco.
“La paciente llegó con fuertes dolores. Seis horas ya de trabajo de parto no era normal para una mujer multípara, que ya tenía seis hijos anteriores. Entonces llamé con el celular al hospital de Santa Clotilde para consultar a una obstetra. Le dije que tenía esta paciente, que el bebé no bajaba la cabecita por el canal de parto. La obstetra me dijo que teníamos que evacuarla urgentemente”, recuerda Alexander.
Al no disponer de un ecógrafo, era muy difícil establecer un diagnóstico. El bebé podía tener el cordón umbilical enrollado en el cuello, o ser demasiado grande. Después de tantas horas de trabajo de parto podría estar produciéndose algún tipo de sufrimiento fetal. Las vidas de Llezmín y de su bebé corrían serio peligro.
“Yo estaba bien preocupada, nos cuenta Llezmín con su bebé en brazos. “Gracias a Dios teníamos la tecnología y pudimos comunicarnos mucho más rápido. Me evacuaron en avioneta al hospital de Iquitos y pude tener allá a mi bebé. Estoy muy agradecida a la tecnología”.
“Desde luego que la comunicación salva la vida de los pacientes porque podemos evacuarlos más rápidamente a la ciudad para que les atienda un especialista”
Gracias a la existencia de la red móvil, nos explica Alexander, muchos otros casos de accidentes graves, mordeduras de serpiente o gestantes con embarazos o partos de riesgo han podido ser solucionados sin consecuencias funestas: Doris contrajo dos tipos de malaria durante el embarazo de su cuarto bebé y en el octavo mes de gestación tuvo que ser hospitalizada en Iquitos con un cuadro preocupante de convulsiones y fiebre alta; Felipe sufrió el corte de la arteria de su pie izquierdo al dispararse accidentalmente una escopeta de una trampa para caza. Casos como estos no pueden esperar a un traslado de varias jornadas en barcaza hasta la ciudad más próxima y la comunicación para la coordinación de evacuaciones resulta vital.
Royer Noriega, técnico enfermero en Tuta Pishco, otra de estas pequeñas comunidades a las que ha llegado la conexión móvil, nos habla también de otras ventajas de la red celular: “A mí lo bueno que me ha traído es, uno, en mi trabajo, por ejemplo para investigar algunas cosas, algunas dudas, por ejemplo, qué puedo dar a un paciente que tiene algo complicado. Estoy investigando muchas cosas que ni sabía, estoy aprendiendo. También para solucionar mi problema con un paciente, yo llamo a Santa Clotilde. A un médico, al que está de turno. Tengo una consulta, y me solucionan”, nos cuenta.