El apellido ‘ibérico’ en el jamón da más caché, pero no garantiza su calidad. A la hora de comprar un jamón ibérico, guiarse por el precio no resulta del todo fiable porque pueden darte ‘gato por jamón’. Además, este producto suele adquirirse ya envasado, lo que puede perjudicar la conservación de sus matices. Teniendo en cuenta estos factores, la conclusión es que con un poco de suerte se puede encontrar un buen jamón ibérico en el supermercado, envasado en plástico y a un precio asequible.
Jonatan Armengol es el encargado de dictar el veredicto sobre ocho marcas de jamón ibérico a la venta en supermercados en la cata de MERCA2. Es el único crítico gastronómico invidente en España y gestiona varios proyectos vinculados al arte culinario. En su espacio “Comer a ciegas” valora platos, cócteles y vinos, entre otros productos. Recientemente ha comenzado el informativo “The Foodie Times” en el que repasa las noticias más importantes del día en el ámbito gastronómico, y que está orientado a los altavoces inteligentes Alexa y Google Home, además de otras plataformas de audio.
Las marcas, focalizadas en ganar más, tienen mil trucos para hacerlo reduciendo el coste. Esta historia del ibérico va de eso. Igual que ocurre con otros alimentos, como las salchichas Frankfurt, en el jamón ibérico el agua vale oro. La cantidad de agua que compone este alimento es muy alta, así aumenta el peso del producto, y en consecuencia, se incrementa el precio de venta.
Si el jamón está húmedo, no vas por el buen camino. “A mí no me gusta el jamón húmedo porque en el fondo me están cobrando agua por cerdo”, declara Jonatan Armengol. La humedad, la textura, el olor o el punto de sal son variables influyentes para determinar la calidad de un ibérico. Estos factores salen a relucir en los productos de marca blanca y marcas de fabricante analizados en la cata de MERCA2.
2COMER JAMÓN IBÉRICO
NO ES FÁCIL
Comer es un arte, no hay discrepancia sobre esto. Nuestro crítico gastronómico lo sabe, por eso aconseja a los consumidores cómo sacar el máximo partido al jamón ibérico. Consciente de la tendencia mayoritaria de comprar el jamón envasado, Armengol recomienda sumergir el paquete en agua caliente durante 3-4 minutos al sacarlo del frigorífico. Durante este proceso, la carne se atempera, suelta la grasa y multiplica los aromas.
La degustación del jamón tampoco es cualquier cosa. En este sentido, Jonatan Armengol sugiere: “Lo que tenéis que hacer es poneos una loncha en la boca, dejar que coja temperatura, pegarla al cielo del paladar y cuando se os inunde la boca de ese sabor a jamón ibérico, entonces ya lo podéis degustar”.