Los ciclistas son uno de los colectivos más vulnerables de nuestras carreteras. Cada año fallecen en España una media de 70 y 7.400 resultan heridos a causa de un accidente de tráfico. Un nuevo sistema de aviso de riesgos en carretera basado en Internet de las cosas y conectividad móvil podría ayudar a reducir estas cifras. Se trata de una novedosa solución que hemos podido probar junto al ex ciclista profesional Perico Delgado.
Para muchos, la bici es más que un deporte. Es un estilo de vida. Una forma de vivir esos domingos con los amigos del club. De levantarse al alba para entrenar. La ilusión por superarse, por alcanzar un nuevo objetivo.
Pero también son horas y horas en carreteras secundarias, conviviendo con el riesgo, con la posibilidad de tener un accidente. Porque casi todos los aficionados al ciclismo han sufrido en algún momento de su vida, bien directamente o a través de algún compañero, la experiencia de un accidente de tráfico.
4Coches con un sexto sentido
El último eslabón de esta solución tecnológica es el coche conectado, que recibe las alertas enviadas por el MEC. César de Marco, responsable del Proyecto 5G Connected Car de SEAT, utiliza un símil muy ilustrativo de lo que supone un coche conectado para un conductor: “Desde el punto de vista de la seguridad, es dotar al conductor de un sexto sentido. De tal forma que le informamos predictivamente de lo que sucede en su entorno. Y eso al conductor le va a ayudar a tomar sus decisiones: frenar, acelerar, parar el vehículo…, ante un posible peligro”.
“Imaginemos una carretera en un entorno rural, una carretera con curvas”, prosigue. “Yo no veo lo que está sucediendo tras la curva, pero el sistema me va a avisar: cuidado, cuando gires te vas a encontrar con algo. En este caso, este algo es algo que está conectado: una bicicleta, un coche estacionado porque está averiado…”.
El coche se conecta al MEC mediante una unidad electrónica incorporada en el vehículo que se llama TCU, siglas de Telematic Control Unit, un dispositivo suministrado por Ficosa. César utiliza de nuevo un símil para ayudar a entenderlo: “Lo podemos comparar quizá con algo que todos tenemos, que es un teléfono móvil. Un teléfono móvil tiene una electrónica dentro que está conectada a la red de telefonía. En el coche hacemos exactamente lo mismo. Dentro del vehículo tenemos una unidad electrónica que también, mediante antenas, se conecta al MEC”.
Con esto, el coche puede comunicarse con el entorno. Pero, como bien explica Leticia, “además de comunicarse, además de hablar, tienen que entenderse, tienen que hablar el mismo idioma y este idioma es el que está definido por C-V2X”.
El conductor recibe en el cuadro de instrumentos un aviso visual y acústico con un mensaje sobre la presencia del obstáculo
Al conductor le llega la información a través del cuadro de instrumentos, en forma de aviso visual y acústico con un mensaje: “Atención, un ciclista” o “Atención, un obstáculo”, que sería el coche aparcado en la calzada. “Todo este tipo de pruebas de concepto que estamos haciendo de coche conectado -añade César- lo enmarcamos dentro de la visión que tenemos desde SEAT de `misión cero accidentes´ y lo vemos como los primeros pasos a lo que conocemos como el vehículo autónomo. Primero necesitamos tener toda la información del ecosistema conectado y a partir de ahí será la máquina la que pueda tomar decisiones, para ir a ese futuro coche autónomo”.