Más allá de cuidar del bienestar de nuestras mascotas, los veterinarios son garantes de la salud pública, la más silente e invisible de sus facetas profesionales, pero determinante para la correcta convivencia y funcionamiento de la sociedad. Precisamente por el escaso reconocimiento a su labor, este colectivo profesional ha decidido ahora salir a la calle y propagar el concepto de “única salud”, un triangulo que abarca la salud humana, animal y medioambiental, en el que cualquier arista que se quiebre alterará a las demás y en el que la intervención del veterinario resulta vital.
Hace una semana se manifestaron unos 3.000 profesionales en Madrid y ayer remitieron sus reivindicaciones al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. “Lo próximo será enviar nuestras demandas a los ministerios competentes y a los grupos parlamentarios, porque las cuestiones que plantemos requieren modificación legislativa”, ha explicado a MERCA2, Manuel Martínez, presidente del Sindicato de Veterinarios de León y miembro de la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (FESVET).
En sus manos está el control sanitario de la alimentación de origen animal; el cuidado de animales silvestres y de compañía para evitar la transmisión de enfermedades; la prevención del bioterrorismo económico – liberación deliberada de virus, bacterias u otros gérmenes para ocasionar daños económicos-; la investigación en el ámbito de la seguridad alimentaria y sanitaria y la docencia en su campo. Los veterinarios reclaman visibilidad y reconocimiento para el carácter sanitario de su ejercicio, el factor más relevante y desapercibido, y también el único aglutinador para un sector profesional tremendamente atomizado.
No es fácil cohesionar todas las actividades que engloba la práctica veterinaria bajo una única demanda. La profesión es poliédrica, abarca muchísimos campos de trabajo: animales destinados al consumo humano, silvestres, en cautividad, domésticos, pequeños, grandes, exóticos, que forman una cadena que controlan profesionales que se agrupan en múltiples sociedades científicas, asociaciones y colegios profesionales, entes universitarios, sindicatos…Un complicado puzle del que depende la seguridad sanitaria. Tanto es así que más de un 60% de las patologías humanas tienen origen zoonótico (enfermedades que se transmiten de animales a personas).
Los veterinarios “constituimos una profesión sanitaria considerada como tal, según recogen todas las leyes, pero que en la práctica, no estamos considerados en la relevancia que nos merecemos por parte de las administraciones públicas”, explica Manuel Martínez, que además cree que la profesión está relegada a «una segunda fila» del Sistema Nacional de Salud (SNS).
La figura del veterinario que trabaja en la consulta, clínica u hospital para animales está muy extendida en el imaginario colectivo que, sin embargo, desconoce la labor de estos profesionales en granjas y explotaciones ganaderas, mataderos, bares, restaurantes, cocinas, servicios de diferentes locales, o tiendas de alimentación de todos los tamaños, “hasta un quiosco que quiera vender golosinas es susceptible de necesitar una autorización sanitaria en la que intervenga un veterinario”, expone Martínez. Pero el alcance de la práctica veterinaria para la salud pública encuentra su máxima expresión en el control alimentario de origen animal, por ejemplo, desde la carne que sale directamente de los mataderos, “en los que es imprescindible aumentar el número de veterinarios en todas las partes de cadena de producción”, tal y como demanda el representante de FESVET, hasta el control, por citar un caso, de carne mechada, ya procesada.
Los datos facilitados por FESVET indican que, en la actualidad, España cuenta con unos 30.000 veterinarios en activo distribuidos en diferentes campos, aunque tienen contabilizados unos 33.000 profesionales en total. En todas las variantes del ámbito clínico trabaja casi el 60% del censo en activo; en el ámbito empresarial (llevando calidad y seguridad alimentaria), entre el 10 y 12% y en las administraciones públicas, entre el 20 y el 25%, en función de las Comunidades Autónomas.
Por otro lado, el nivel de desempleo no llega al 10% en el sector. Según el representante de la Federación Sindical, no es tanto un problema de desempleo -que también- como de precariedad, “es la profesión sanitaria peor pagada con diferencia”. De media los sueldos no alcanzan los 1.100 euros al mes, en una profesión sanitaria, sólo comparable con otras del mismo ámbito de la Medicina y la Farmacia.
CENTROS SANITARIOS SIN REGULACIÓN
Al contrario de lo que ocurre con otros establecimientos sanitarios, por ejemplo una ortopedia, o una clínica odontológica, u oftalmológica, que requieren de una autorización sanitaria de la Administración, a los centros veterinarios no se les considera centros sanitarios, por lo que no se acogen a una regulación estatal. Precisamente por eso aplican un IVA del 21% (no sanitario) a sus clientes, que sustenta otra de las reivindicaciones de FESVET: la reducción del IVA. “Se había conseguido una revisión consensuada con los grupos parlamentarios para fijar un IVA aproximado al 10%”, comenta Martínez, aunque lamenta que este acuerdo quede ahora en papel mojado, a expensas de la formación de un nuevo Gobierno que mantenga este compromiso.
“La salud de las mascotas no es ningún lujo, por el que haya que pagar un 21% de IVA, porque es una cuestión relacionada con el propio bienestar de los animales, y de salud pública, al tratarse de posibles transmisores de enfermedades”, afirma Martínez, que insiste en la propuesta del sector de reducir el IVA al 8%.
AUSENCIAS Y DISCREPANCIAS
La manifestación del pasado 17 de noviembre en Madrid, fue histórica, por inédita, –la primera del sector español en su historia-, y por el seguimiento que obtuvo al congregar alrededor de 3.000 profesionales. Pero hubo ausencias más que destacadas, como “el propio Consejo General o asociaciones importantísimas”, según ha admitido Manuel Martínez de FESVET. El Consejo General de Colegios Veterinarios de España (CGCVE) declinó involucrarse “por considerar inadecuada la fecha (una semana después de la elecciones, con un Gobierno en funciones), por lo que propuso a los organizadores un cambio de fecha, pero estos se negaron”, han asegurado a MERCA2 fuentes del CGVE. Fuentes del sector consultadas en asociaciones de la Comunidad Valencia, Cataluña o Madrid, si bien no hablan abiertamente de discrepancias, si consideran que la fecha fue “una excusa” del CGCVE para no asistir.
En este sentido, Martínez ha respondido que, en su opinión, “el Consejo comparte el 90% de la parte reivindicativa, y es verdad que nadie consideraba que la fecha fuera la más adecuada, pero todos los agentes implicados deberían darse cuenta de que, más allá de los condicionantes, la sensación había que expresarla en las calles”. El portavoz de FESVET ha recordado que la convocatoria nace de un movimiento espontáneo en las redes sociales de malestar por la situación del sector, “cinco compañeros clínicos desde diferentes puntos de España, fueron los verdaderos artífices, FESVET sólo ha facilitado la infraestructura y los medios, para hacer posible la manifestación de ese malestar”, más tarde se fueron sumando colegios y asociaciones profesionales de todo tipo.
“Una manifestación no es el final de nada, es siempre el principio o continuación de algo, es un punto de inflexión para hacer cosas, uniendo al sector o evitando fracturas en aquello que nos divida”, ha afirmado Martínez. “Cada sector dentro de este campo deberá ahondar en las propias reivindicaciones, además de incidir en las comunes que afecten a todos”, prosigue, “por eso, la manifestación, debe ser la expresión de la unión de la profesión, primero para que la sociedad visualice este puzle que constituye el sector, y segundo para que se valore, con un reconocimiento social que empodere la profesión”.
FESVET trabaja ahora para dar respuesta a “la necesidad imperiosa de constituir el foro de la profesión veterinaria a nivel nacional”, una conjunción de las principales organizaciones del sector formada por la Organización Colegial Veterinaria Española, los sindicatos, la Conferencia de Decanos universitarios, las sociedades científicas y las asociaciones profesionales.