sábado, 23 noviembre 2024

Salchichas con olor a muerto: el peligroso ‘fast food’ de los padres

Huelen a muerto. Cuando la cortas, huele peor”. ¿Quién en su sano juicio comería un producto tras escuchar esto sobre él? Las salchichas Frankfurt son fáciles de hacer, cómodas a la hora de comer y su precio es asequible. Entre tantas bondades planea la baja calidad nutricional. Además, los alimentos ultraprocesados están en el punto de mira, lo que deja en mal lugar a las salchichas. Así, parece que es posible encontrar algunas marcas de buena calidad en los lineales del supermercado.

Tras probar ocho marcas de salchichas durante la cata de MERCA2, Jonatan Armengol lanza este mensaje a los consumidores: “Procurad buscar una buena salchicha, tener ketchup y mostaza a mano y los que tengan más de 18 años, con una cervecita mejora mucho. Para que os den según que guarradas, mejor no comáis salchichas”. Es el único crítico gastronómico invidente en España y gestiona varios proyectos vinculados al arte culinario. En su espacio “Comer a ciegas” valora platos, cócteles y vinos, entre otros productos. Recientemente ha comenzado el informativo “The Foodie Times” en el que repasa las noticias más importantes del día en el ámbito gastronómico, y que está orientado a los altavoces inteligentes Alexa y Google Home, además de otras plataformas de audio. 

La receta de las salchichas Frankfurt es sencilla: carne de cerdo triturada, especias, sal y tripa natural. Si se atiende a su elaboración original, de procedencia germana, no parece complicado encontrar un producto de este tipo con alta calidad. El verdadero problema llega cuando los fabricantes de salchichas quieren abaratar costes e incluyen peores ingredientes. Bajo estas condiciones, los intereses de las marcas se impone una vez más en el sector alimentario.

La gran cantidad de sal que contienen las salchichas tiene la misión de crear una textura agradable y facilitar la retención de agua. Por lo general, suelen llevar más agua de la recomendable. Así, según la OCU, se paga agua a precio de carne. Los valores nutricionales de las Frankfurt son mínimos. La carne utilizada es de baja categoría: recortes magros, paleta deshuesada, papada, labios, carrillo y vísceras. Los conservantes, que no siempre vienen indicados en las etiquetas, pueden resultar nocivos para los consumidores, y en especial para personas alérgicas. Comparadas con la carne de cerdo, tienen un 80% más de grasa, un 35% menos de proteínas y una amplia variedad de aditivos, según recoge la OCU en una publicación propia.

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EL CASO DE LISTERIA DE WESTFALIA 

“Huelen a muerto. Cuando la corta huele peor”. Si un crítico gastronómico concluye esto al probar la salchicha de una determinada marca, su reputación cae en picado. Armengol no es capaz de probar el producto. Su veredicto es fulminante para las salchichas de la marca Westfalia. La situación empeora si el nombre aparece asociado a una posible infección alimentaria. 

Hace aproximadamente un mes, la alarma sobre la venta de lotes contaminados por listeria de la marca Westafalia en establecimientos en España. La alerta internacional llegó a nuestro país y señaló a Makro y Yelmo Cines. Los productos afectados se retiraron de los puntos de venta, pero la imagen de la marca queda vinculada a este brote infeccioso que saltó a la actualidad por el caso de la carne mechada. 

La internacionalización del Oktoberfest o los populares perritos calientes americanos elevaron el consumo de este alimento ultraprocesado, más perjudicial que beneficioso para la salud. Algunas marcas cuidan el proceso de fabricación -con ingredientes de buena calidad-, algo que se nota el producto final, pero como se aprecia en la cata no es algo generalizado. Las salchichas son una confirmación más de que lo barato sale caro (para la salud).

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