El Mundo se ha adelantado a sus rivales, principalmente El País y La Vanguardia, y se apresuró el mes pasado a lanzar Premium, modelo que llega cuando el diario de Unidad Editorial se ha consolidado como líder de visitas en la red (197 millones en septiembre, según Comscore).
El periódico asegura que salta sin red «con contenidos específicos para abonados. Con el diseño más creativo, el reporterismo más audaz, las investigaciones más atrevidas y el columnismo más brillante. Son las mismas señas de identidad con que se fundó nuestro diario, pero bajo los nuevos códigos que exige el entorno digital».
El Mundo ya se adelantó a sus competidores en 2010 con Orbyt, proyecto que según su impulsor, Pedro J, Ramírez, se trataba de «el fruto de una reflexión de años, una forma de leer el periódico que servirá para todo el siglo XXI».
LAS DOS GRANDES DIFERENCIAS
Ramírez aseguraba que Orbyt no era «ningún chicle sino el nuevo formato híbrido entre lo online y el papel y un nuevo producto de pago de El Mundo. Lo definen como la llave hacia la nueva información, y yo creo que es un buen camino de futuro, si bien tardarán mucho tiempo en empezar a obtener usuarios e ingresos».
Por aquel entonces Unidad Editorial fijaba el precio del paywall de su generalista en 15 euros mensuales, precio que ha reducido en más de la mitad con Premium: 7 euros al mes, con una tableta como regalo para los que se suscriban durante un año.
La otra gran diferencia entre Orbyt y Premium es el momento de su lanzamiento: el primero lo hizo cuando el mercado estaba en pañales y el segundo lo hace cuando The New York Times ejerce de modelo mundial de prensa al combinar con éxito papel, online en abierto y suscripciones offline y online.
SATISFACCIÓN EN EL MUNDO
Pedro J. Ramírez fió Orbyt, entre otros asuntos, a su carisma en Twitter (cuando se creía que la red del pajarito podía quitar y poner gobiernos). Premium tendrá muchas similitudes con su antecesor (ofertas en comercios, apuesta por las interacciones o un club de socios). Un antecesor que, por cierto, seguirá ejerciendo de marca para suscribirse al PDF del papel del diario.
Paco Rosell, director de El Mundo, aseguró hace unos días que está satisfecho con el nuevo invento: «No quiero tentar a la suerte porque sé que la suerte del principiante no marca tendencia, pero los resultados que estamos obteniendo son satisfactorios en línea con lo que nos habíamos marcado y eso nos anima a seguir esta carrera de fondo en la que todos los medios de comunicación van a entrar.
Fernández Galiano ha apostado por el modelo ‘fremium’, mezcla de gratuito y premium. Y es que El Mundo pretende mantener su liderazgo en abierto, hecho dificultoso teniendo en cuenta que la mayor parte de informaciones propias están cerradas al público, y conseguir ingresos alternativos a la publicidad y la venta en kioskos.
NADA ES GRATIS
Rosell se mostró rotundo sobre el modelo de la prensa del siglo XXI: «No podemos dar gratis esa información (… ) Producir información cuesta mucho dinero. En cualquier caso el futuro del periodismo está en manos de los periodistas si saben jugar sus bazas con talento, si no lo hacen, sólo disfrutaran de un pequeño privilegio: asistir en primer fila a su propio entierro».
Pedro J. Ramírez, experto en estas lides, ya dejó claro que cree que los mastodontes del papel quebrarán por su estructura inasumible y que El Español, entre otros, darán el sorpasso: «A medida que el inexorable hundimiento de esas difusiones impresas termine haciéndolas irrelevantes, y se vaya diluyendo la superstición inercial que asocia una mayor influencia al papel entintado, viviremos la aceleración de la transferencia de inversión publicitaria al ámbito digital».
MODELO DE DIRECTOR
Paco Rosell mostró en el Foro de la Nueva Comunicación su visión sobre el puesto que ocupa: «Si no respetas a los redactores, no te respetas a ti mismo. Si diriges un medio y no recibes presiones, tu medio no merece la pena. El director debe ser el pararrayos que aguanta la presión».
El secreto de ejercer de forma correcta este vocación es «saber utilizar las fuentes sin dejarse utilizar ni manipular por ellas en un mundo que ama la prensa si la puede manejar, pero odia el periodismo y no tolera el escrutinio público… ni el contrapeso del llamado cuarto poder».
Rosell aseguró que su objetivo es «buscar la verdad y contarla con honestidad, contribuyendo a desenmascarar las mentiras y las noticias falsas, un oxímoron, pues son noticias o son falsas». Aunque buscar la verdad con Javier Negre, condenado por inventarse una entrevista en El Mundo, no parece muy factible.