Algunas de las Bodegas más representativas de España se suman al proyecto Globalviti de investigación de los efectos del cambio climático en el viñedo para mejorar la producción de vino a través de nuevas tecnologías, estrategias biotecnológicas y el manejo de la explotación, que ahora entra en su fase final.
Este estudio está aprobado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad (CDTI) y la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, que participa a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) como centro investigador subcontratado por la bodega Pago de Carraovejas, uno de los ocho socios del estudio.
El consorcio de Globalviti lo componen las empresas Familia Torres (líder del proyecto), Pago de Carraovejas, Juvé&Camps, Pellenc Ibérica, Martín Códax, Viveros Villanueva Vides, Grupo Hispatec I.E y Bodegas Ramón Bilbao, junto a trece organismos de investigación de referencia nacional, entre los que está el Itacyl.
El proyecto dispone de un presupuesto global de 8,8 millones de euros y cuenta con el apoyo financiero del Programa Estratégico de Consorcios de Investigación Empresarial Nacional (CIEN) del CDTI.
Ahora, el proyecto entra en su última fase ya que su finalización está prevista para julio de 2020 y hasta el momento se ha desarrollado una plataforma digital que, con aplicación de la inteligencia artificial y un algoritmo generado por uno de los socios empresariales, permite evaluar el estado sanitario de cada una de las plantas de vid de forma continua.
Por otra parte, se ha desarrollado un «novedoso» sistema inteligente, a nivel prototipo, para la aplicación de fitosanitarios en viñedo que incorpora soluciones innovadoras para mejorar la eficiencia de los tratamientos.
El Itacyl participa como centro investigador subcontratado por la bodega Pago de Carraovejas, y trabaja en la subtarea de ‘Estrategias enológicas para determinar la calidad de vinos tintos de crianza a partir de la microbiota de suelo, uva y vino’, dentro de la línea de diseño de estrategias enológicas con microorganismos autóctonos seleccionados que minimicen el impacto del cambio climático con la garantía de la «máxima» expresión aromática y «singularidad» de los vinos.
OBJETIVOS
Así, el principal objetivo de la investigación contra el cambio climático que se desarrolla desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural es establecer una relación entre la calidad del vino tinto, tanto desde el punto de vista químico como de salud, con las características del suelo y los procesos que ocurren en el vino.
Para ello, por un lado se realiza esta investigación para paliar los efectos del cambio climático la caracterización química de los vinos tintos de crianza y de la madera de barricas y tinas en las que se llevan a cabo distintos procesos durante la elaboración de estos vinos -fermentación y/o crianza-.
Por otra parte, se evalúa el contenido de aminas biógenas en los vinos tintos desde su elaboración hasta el final del proceso de envejecimiento.
De este modo, hasta el momento se ha conseguido una reducción drástica del contenido de histamina en los vinos tintos, un compuesto que presenta efectos tóxicos a determinadas concentraciones y en función de los individuos, lo que está relacionado con el vino y la salud.
Por otro lado, se ha establecido la influencia de la composición de la madera de diferentes tonelerías en vinos tintos con una crianza de doce meses, lo que da lugar a vinos «diferenciados» lo que aporta un «gran» valor añadido en un sector «muy competitivo y profesionalizado».
NUEVAS TECNOLOGÍAS
Además, la iniciativa multidisciplinar Globalviti apuesta en su último año de ejecución por el aprovechamiento de las nuevas tecnologías digitales para diseñar soluciones a algunos de los problemas más importantes causados por los efectos del cambio climático en los viñedos nacionales.
Entre estos problemas destacan las enfermedades de la madera y la necesidad de desarrollar nuevas estrategias de gestión del viñedo para paliar los perjuicios causados por estas patologías.
En este sentido, Globalviti valora el uso de la inteligencia artificial y el aprendizaje automatizado para desarrollar un «novedoso» sistema inteligente para la detección de plantas afectadas por las enfermedades de la madera en campo.
Este sistema se basa en el desarrollo de un algoritmo específico que va a ser calibrado durante los próximos meses sobre la base de un conjunto de más de 30.000 imágenes tomadas in situ en las parcelas de las bodegas del consorcio.
Todos estos resultados se ponen en común a través de los Comités Ejecutivo y Técnico, del consorcio Globalviti, con el objetivo de que la transferencia de tecnología y la búsqueda de sinergias entre los socios abran nuevas expectativas a la hora de hallar soluciones a los problemas existentes en la viticultura nacional, muchos de ellos provocados por el cambio climático.
En este aspecto, el impulso de la transformación digital del sector y su incorporación a la industria 4.0. serán dos factores «clave» para alcanzar los objetivos del proyecto y lograr resultados frente a la nueva realidad climática que podría limitar, a medio plazo, el cultivo de la vid en muchas regiones de España.