jueves, 12 diciembre 2024

El enfriamiento de la economía irrumpe en campaña electoral

Los partidos políticos dan este jueves el pistoletazo de salida para la campaña ‘expres’ previa las elecciones generales del 10 de noviembre. El ambiente que envuelve estos comicios, los segundos generales del año, viene marcado por el hastío ciudadano ante una clase política desgastada por su incapacidad de alcanzar acuerdos de gobernabilidad. En cuanto al contexto político, la crispación por la situación de Cataluña, donde la sentencia del procés ha provocado disturbios violentos de sectores independentistas, y sus consecuencias económicas constituyen el eje sobre el que giran mítines y actos electorales.

Por si fueran pocos condicionantes, la preocupación por el enfriamiento de la economía irrumpe también en campaña. El fantasma de la recesión tras los datos macroeconómicos conocidos en las últimas semanas, se sube al escenario electoral, así como la incertidumbre ante la previsible falta de una mayoría clara para formar gobierno a juzgar por los sondeos.

El enfriamiento de la economía que el propio Gobierno en funciones reconoce se constata con el rosario de datos preocupantes en materia económica, que han hecho aflorar el fantasma de la crisis.

Entre estos datos están: el estancamiento en la creación de empleo que ha reflejado la última EPA; la caída del 21 por ciento en la venta de casas; el desplome de casi el 30 por ciento en la firma de hipotecas; la previsible desviación del déficit público; o la corrección a la baja del crecimiento español del PIB.

En este contexto, los partidos se enfrentan en esta campaña al reto de movilizar el voto, ya que son las cuartas elecciones generales en cuatro años y de convencer a los indecisos, el 32 por ciento según la encuesta del CIS.

Así las cosas, la estrategia de campaña de Pedro Sánchez ha sido la de movilizar el propio voto, aprovechando la exhumación de Franco, cuya fecha se ha pegado al inicio de la contienda electoral. Trabaja para atraer el voto de los indecisos presentando al PSOE como el único capaz de formar un gobierno fuerte frente a la debilidad que les convendría a los independentistas.

Pero también peleará en esta campaña por recoger a los votantes desencantados con Podemos o del independentismo catalán. De hecho, a última hora, y después de no haber vuelto a mencionar ni al ‘relator’ ni la España federal, ha incluido en el programa la Declaración de Barcelona, que prevé una reforma constitucional para una España federal, el reconocimiento de la plurinacionalidad y «de las aspiraciones nacionales de Cataluña».

Pero Podemos también está peleando por retener sus votos a pesar de los augurios de las encuestas. Ataca al PSOE acusándole de ser el culpable de la repetición electoral y de estar preparando un pacto con el PP que podría llevar a nuevos recortes. Por el contrario, los ‘morados’ se presentan como la «garantía» de que se cumplan las medidas sociales, defienden una mesa de partidos en Cataluña sin líneas rojas y siguen apostando por celebrar un referéndum.

La disputa entre PP, Cs y VOX por hacerse con los votos de la derecha, también les ha llevado a acusar al gobierno de «pasividad» en la crisis catalana y a plantear medidas más expeditivas.

En este sentido, Pablo Casado, que ha moderado su discurso de campaña para atraer también a los votantes de centro, reclama la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional y prepararse para activar el artículo 155 de la Constitución con el requerimiento por escrito al presidente catalán.

El líder popular centrará también su campaña, sin descuidar el problema catalán, en la economía. Los populares alertan de la posible recesión y basan sus propuestas en su «revolución fiscal» con la que pretende devolver 16.000 millones a los contribuyentes y en medidas para reactivar la creación de empleo. De hecho, quieren que haya un debate económico en la campaña, pero el PSOE se ha mostrado remiso a ello.

Albert Rivera, consciente de que el castigo que le dan los sondeos puede ser por su negativa a negociar con Sánchez, ofrece Ciudadanos (Cs) como solución para el desbloqueo y además, intentarán poner en valor el hecho de ser el partido que, desde el principio, tuvo una posición firme contra el separatismo. Para demostrar su firmeza, han incluido en su programa la aplicación inmediata del 155 en Cataluña.

Por su parte, la receta de VOX para Cataluña es suspender la autonomía hasta restaurar el orden constitucional. Sabedores de que pueden verse beneficiados por la exhumación de Franco, están recordando en sus mítines los «crímenes» de la izquierda en el pasado. Y para debilitar el voto del PP alertan de un «tricentrito» tras el 10N, entre PSOE, PP y Cs. En materia económica, inciden en bajar impuestos y suprimir chiringuitos.

Estas elecciones también podrían acabar con dos partidos nuevos en el Congreso, el de Iñigo Errejón, Más País, que se presenta como la opción contra el bloqueo para un gobierno progresista y la CUP, los radicales independentistas.

En Cataluña, la pugna por los votos entre ERC y JxCat se puede saldar con un aumento de los escaños para la formación republicana, según auguran las encuestas. La estrategia de ambos, aunque es de presión al Gobierno para que negocie, difiere en la postura mostrada por los dirigentes de la formación de Puigdemont. Estos no han tenido una postura clara frente a la violencia de estas semanas, mientras que desde ERC sí se ha rechazado, aunque siguen insistiendo en que la independencia es irreversible y piden una mesa de partidos que negocie sin vetos ni apriorismos.


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