Ramón Campos se fogueó en la pequeña industria audiovisual de su tierra natal, Galicia, gracias a su labor como guionista en comedias ligeras, telefilms que pasaron sin pena ni gloria, dramas que se nutren de la ferocidad del mar y un bombazo: ‘Padre Casares’.
En la Televisión de Galicia la productora Voz Audiovisual aprovechaba la sintonía entre su propietario, La Voz de Galicia, y la Xunta, controlada por el PP, para hacer unas series que bebían de la tele española de los noventa.
En España las series americanas comenzaron a ser apartadas a canales menores, el prestigio a Canal + y la caspa a La 2, porque con una excepción que cabe en los dedos de una mano, ‘Los Simpson’, ‘Urgencias’, ‘Expediente X’, ‘Twin Peaks’ y ‘Ally McBeal’, el público demandaba series made in Spain.
Así surgió el dramedy. ‘Farmacia de Guardia’ y ‘Médico de Familia’, antes de que Antonio Mercero y Emilio Aragón supieran siquiera qué significaba el concepto «dramedy». Cierto es que la tele española fusilaba con descaro a las series americanas, tal y como ha reconocido Daniel Sánchez Arévalo, que copiaba las tramas de ‘Urgencias’ para ‘Hospital Central’.
RAMÓN CAMPOS DEJA SU TIERRA
En 2007 Miguel Ángel Bernardeau quiso rentabilizar el éxito de ‘Cuéntame cómo pasó’ y aprovechar su estatus dentro de RTVE para vender más series a la Corporación Pública. Y para no descapitalizar de talento a su serie nostálgica miró al nordeste español, vio ‘Padre Casares’ y fichó a Ramón Campos, que se trajo de Galicia a su troupe para poner en pie la fallida ‘Desaparecida’.
A pesar de este tortazo Campos impulsó junto a su mujer, Teresa Fernández-Valdés, Bambú Producciones, que también se estrenó con fracaso con ‘Guante blanco’, que se adelantó a su tiempo con valentía.
Bambú estaba en el lugar y en el sitio indicado por dos motivos: Globomedia se le estaba secando la materia gris ya que sus producciones se habían quedado en la década anterior y Antena 3 había apostado por la ficción para distanciarse del amarillismo de Mediaset.
Y Ramón Campos supo verlo y en el periodo 2010-15 estrenó cinco éxitos: ‘Hispania’, triple salto que salió bien; ‘Gran Hotel’, que le abrió el mercado internacional; ‘Velvet’, el molde de la fórmula; ‘Bajo sospecha’, demostración de que podía sacar nectar de una premisa trillada; y ‘Gran Reserva’, adaptación libre de ‘Falcon Crest’.
TELENOVELAS SOFISTICADAS
Bambú Producciones encontró su aroma con una fórmula que se puede intuir en ‘Gran Hotel’, ‘Gran Reserva’ y ‘Gran Hotel’: las telenovelas sofisticadas. Ramón Campos buscaba el público femenino, mimaba la envoltorio, captaba a actores y actrices con alto estatus, y estudiaba al milímetro la comunicación y la relación con los medios.
A muchas de las series les faltaba un puntito de alma, pero Campos había demostrado una gran efectividad y además lo había hecho en un mercado español que evolucionaba: precios razonables y capítulos eternos que obligaba a colocar cebos. Pero tocaba evolucionar: y Bambú apostó por salir de los ajados platós y grabar en exteriores y por limar las escenas.
Claro está que no todo podían ser éxitos para Bambú, que a partir de 2015 comenzó a encadenar algunas decepciones: ‘Tiempos de guerra’, ‘La embajada’ o ‘Traición’. Y entre medias llegó ‘Fariña’, brutal éxito al que contribuyó el trabajo del autor, Nacho Carretero, y la valentía de Antena 3, que apostó por una serie masculina, sin actores reconocidos, con droga y sin acción ni sexo. Y también ayudó el secuestro del libro y la detención de Sito Miñanco. Olé.
PASTO DE CHISMES EN CANNES
En el último MIPCOM no todos se acordaron de Bambú Producciones para bien. Y es que es vox pópuli que Netflix no está contenta con los resultados de dos de las últimos proyectos de Ramón Campos y su equipo, ‘Alta Mar’ y ’45 revoluciones’, que fue la serie menos vista de la historia de Antena 3.
Bambú Producciones tampoco ha logrado el éxito con sus dos últimos seriales para TVE, ‘Gran Reserva: el origen’ y ‘Seis hermanas’; con la carta de presentación de Originales Movistar, ‘Velvet Colección’; ‘Las chicas del cable’, con la que Campos estira su fórmula; o ‘Instinto’, porno light de los hermanos Casas que no ha logrado la relevancia esperada.
Tampoco lo hizo la irrupción de Bambú en los true crimes: ‘El caso Asunta’ decepcionó en Antena 3; ‘El crimen de Alcàsser’ peca de la telebasura que denuncia; y el estreno de ‘Bajo escucha: el acusado’, que versa sobre el crimen de Almonte, ha sido paralizado por Movistar tras las quejas de la familia de la víctima.
LAS POLÉMICAS DE RAMÓN CAMPOS
Ramón Campos que no se encuentra en su mejor momento, se ha enfangado en varias polémicas en los últimos años: en la Televisión de Galicia y Voz Audiovisual no quieren ni oír hablar de él porque creen que amarilleó con ‘Fariña’; Iker Jiménez no tuvo más remedio que contestarle después de sufrirle en una de sus locuaces entrevistas; y la serie de no ficción de Isaki Lacuesta sobre el crimen de Almonte puede levantar ampollas.
Tampoco está para tirar cohetes Bambú Producciones en otro tipo de géneros: ‘Cazadores de trolls’ fue un fracaso en La Sexta; la película para Netflix ‘A pesar de todo’ ha sido recibida con unas críticas muy negativas; y la apuesta de la productora por irrumpir en el cine se mira en la industria con escepticismo a pesar de la ambición presupuestaria de ‘El verano que vivimos’, que llegará en 2020 (quizás por la decepción de hace unos años con ‘El club de los incomprendidos’).
Quizás la vela de Bambú se ha apagado para desgracia de Netflix, que ve con alegría la relevancia de Álex Pina, que con Vancouver Media ha logrado una relevancia internacional con ‘La casa de papel’, galardonada con un Emmy Internacional, y prepara otros dos proyectos. También ha traspasado fronteras ‘Élite’, en este caso de Zeta Audiovisual. ¿Y Bambú para cuándo?