De Galicia al mundo, así ha sido la conquista del empresario español Amancio Ortega, fundador de Inditex, que arrebató hasta en cuatro ocasiones al millonario Bill Gates el título de ser el hombre más rico del planeta.
Amancio Ortega, hijo de un ferroviario que se afincó pronto en Galicia y que dejó los estudios a los 14 años para ponerse a trabajar como repartidor en una camisería cuenta hoy con un imperio que ingresa ya casi 30.000 millones y una fortuna personal que se acerca a los 63.000 millones de dólares en 2019, según Forbes.
“Mi sueño es que las mismas clientas que compran en Chanel lo hagan en Zara sin avergonzarse de ello”
Pero desde la primera tienda Zara abierta en A Coruña en 1975 hasta la expansión internacional y digital que le permite vender hoy en el 90 por ciento de los países del planeta han pasado ya más de 40 años, una diversidad de empresas y marcas comerciales y una gestión que, necesariamente, ha tenido que ir adaptándose a los nuevos tiempos.
La compañía, que hace apenas dos meses contaba con 7.420 tiendas alrededor del mundo y que inauguraba a bombo y platillo grandes superficies de más de 5.000 metros cuadrados en lugares estratégicos de Madrid y Dubai la semana pasada es hoy un conglomerado complejo y moderno que tiene presencia directa en 62 mercados online y otros 106 adicionales a través de su tienda global.
Pero por más grande que se haga el imperio de Inditex, detrás de él sigue habiendo una empresa familiar, desde el germen de su primer matrimonio con Rosalía Mera en el que nació y creció Zara hasta las últimas marcas y desarrollos inmobiliarios y digitales que deben gestionar hoy sus herederos.
EL RETO DE LA SUCESIÓN EN LAS EMPRESAS FAMILIARES
“Sólo el 30 % de las empresas familiares sobreviven en la segunda generación” destaca un informe de PriceWaterhouseCoopers (PwC). Con esta premisa, parece imprescindible estudiar este complejo asunto de la sucesión, por poco que guste eso a los que ostentan el liderazgo en ese momento. Porque el hecho de que el director de orquesta de una compañía acabará marchándose es una de las pocas “certezas” que tiene hoy una empresa en el mercado.
Ante esto se plantean diferentes escenarios; desde la venta a la gestión interna por parte de los herederos de la familia pasando por un cambio de liderazgo que pueda ocupar uno de los herederos o un ejecutivo brillante ajeno a la familia que pueda salir de dentro de la casa o ficharse en el sector.
La mayoría de las empresas familiares se plantean que sean las siguientes generaciones las que tomen el relevo al frente del negocio, y sean precisamente ellas también las que aporten la innovación necesaria para transformar y hacer crecer el negocio desde antes de hacerse con el control de la compañía. En España, y de acuerdo también a una encuesta del Barómetro Europeo de Empresa Familiar, casi la mitad de las empresas familiares contemplan impulsar ese relevo a través de la cesión de la gestión, la propiedad o la gobernanza. Y tan sólo a un cinco por ciento se le pasa por la cabeza la opción de vender.
Pero las cosas se vuelven mucho más complejas cuando hablamos de empresas gigantes que mueven miles de trabajadores y operan en multitud de mercados. Si siempre es imprescindible un plan de sucesión, aquí resulta estratégico dejarlo todo muy bien atado.
GRANDES FORTUNAS: ¿Y QUE HACEMOS CON LOS NIÑOS?
El Instituto de Empresa Familiar (IEF), estima que hay 1,1 millones de empresas familiares en el país, es decir, casi el 89% del total. De ellas, la mayoría son pymes que esperarán al fallecimiento de los propietarios para transmitir los derechos económicos a la siguiente generación. Pero lo sorprendente es que incluso en las grandes fortunas más de la mitad no tienen definido un plan específico para la sucesión. Ni se lo plantean.
Como ejemplo de ello podemos destacar emporios empresariales como del dueño de CBS y Viacom, el multimillonario Redstone que con 96 años y una fortuna aproximada de más de 4.200 millones de dólares sigue sin soltar el control de la compañía ni terminar de traspasarla a sus herederos directos, y que no esgrime plan alguno para retirarse de la primera línea.
En nuestro país, desde Mercadona al Corte Inglés, pasando por Inditex, el Grupo Antolín, Meliá o Catalana Occidente entre otras muchas, hay grandes sagas familiares que acaban de hacer esta transición o deben ponerse ya mismo manos a la obra.
Porque no hacerlo puede suponer la caída de todas las familias que sustentan. Claro ejemplo de ello es el caso de Lladró, que hace ya unos años perdió más de la mitad de su plantilla en medio de una dura batalla por la sucesión entre los herederos, lo que provocó que la compañía acabara en manos de un fondo de inversión. Y más recientemente es el caso de Aldi, cuyos más de 10.000 empleados se movieron en la más tremenda incertidumbre hasta que se conoció el testamento de Cäcilie Albrecht, su presidenta, que afortunadamente dejaba fuera del reparto a su nuera y sus legítimos cinco nietos por haber derrochado más de 100 millones de euros del patrimonio familiar.
INDITEX DESPUÉS DE AMANCIO ORTEGA
Aunque desde Pontegadea e Inditex no hacen declaraciones, según El Economista, hace apenas un año el fundador y máximo accionista del imperio de Inditex repartía su herencia entre sus dos hijas. Ortega tiene dos hijos de su primer matrimonio con Rosalía Mera: Sandra y Marcos, este último con discapacidad cerebral y cuya tutela ostenta su hermana. Y de su segundo matrimonio tiene a Marta, la hija menor que trabaja en la compañía y para cuya dirección lleva preparándose toda la vida.
Para dejar todo bien atado, el verano pasado Ortega dividía su herencia dejando a Sandra (50 años) la gestión del patrimonio inmobiliario del grupo en Pontegadea, cuyos resultados no pueden ser más exitosos y a Marta (35) la mayoría de Inditex.
La hija menor de Amancio, fruto de su segundo matrimonio en 2001 con Flora Pérez ha sido siempre la cara visible de los herederos del imperio textil. Su formación primero en A Coruña y después en la Escuela Europea de Negocios de Londres se compaginó con el conocimiento de negocio desde la base trabajando en la cadena Bershka del centro de la capital inglesa.
Sin embargo, y pese a los distintos cargos de Marta en Inditex, especialmente en Zara Woman, Amancio abrió nuevas vías al nombrar en 2011 como CEO y sucesor suyo en la parte ejecutiva de la compañía a un directivo ajeno a la familia pero con una trayectoria de gran prestigio. Pablo Isla, abogado del estado, se coló en 2015 en la lista de los 15 mejores CEOs del mundo según Harvard y ha alcanzado éxito, respeto y reconocimiento en el sector, abogando por una apuesta digital que cosecha constantes incrementos en las cuentas.
Por tanto, parecería que aparentemente el tema del reparto de la herencia queda claro y dividido en dos empresas lideradas por sus dos hijas, cuya relación es casi inexistente al menos de cara a la galería, dado que Sandra ni siquiera ha acudido a las dos mediáticas bodas de su hermana pequeña. Por otra parte, la dirección y gestión actual de la compañía no puede estar en mejores manos, aunque por ella no corra la sangre de Ortega.
El buen olfato para los negocios de la primogénita así como su interés social en la región a través de la Fundación Paideia Galiza entre otras, aportan excelentes resultados y justifican que ella gestione el mando de Pontegadea Inmobiliaria. A través de Ferrado Inmuebles, que depende del holding Rosp Corunna, Sandra ha multiplicado también sus inversiones en los últimos años en España, Portugal, Alemania y Estados Unidos. También su marido forma parte de la empresa, por lo que el imperio de Amancio va sumando nuevas incorporaciones por la vía política del clan Ortega.
Por otro lado, Marta, parece estar más interesada en crear imagen de marca y las relaciones públicas, difundiendo los modelos de su padre por los rincones más exclusivos del mundo.
Juan Roig (Mercadona): El capital se hereda, la gestión no
Y ahora lo seguirá haciendo acompañada de su reciente segundo marido, Carlos Torretta, que ya es uno más en la familia de Inditex. El marido de Marta siempre ha estado vinculado profesional y personalmente con el mundo de la moda, y desde hace unos días, presta ya sus servicios oficiales a Amancio Ortega.
Torreta, que estudió en Nueva York y ha trabajado como agente de modelos ha mamado desde la cuna el negocio de la moda, ya que es hijo del famoso diseñador Roberto Torreta.
Tras debutar junto a su esposa como cronista de viajes en Instagram a través de la cuenta Go&See, Torreta se incorpora a un imperio multinacional que tendrá que ver en qué posición quiere encajar esta nueva pieza.
ATADO … ¿ Y BIEN ATADO?
Según la agencia Reuters, para Amancio Ortega el dejar a sus herederos participaciones del fondo de inversión en lugar de participaciones de Inditex -una empresa que cotiza públicamente en un sector de cambios constantes como es el de las ventas al por menor, y que está sujeta naturalmente a la volatilidad del mercado-, asegura una continuidad del negocio y deja una parte importante de la empresa libre del riesgo de dilución de capital.
Esta estrategia protege además a los activos más lucrativos de la empresa: las marcas y es porque resulta difícil predecir lo que va a pasar en la industria de la confección, especialmente en el riesgoso mercado de las ventas al por menor.
Pero la dirección de todo el imperio y los cambios que los herederos puedan establecer es algo que pocos conocen y un secreto que guarda celosamente el testamento de Amancio Ortega. Que la incertidumbre nunca es buena es algo que parece que ha siempre ha tenido claro el empresario, pero, sin embargo, la última palabra parece que aún no está escrita.
En los últimos años Amancio Ortega valoró varias posibilidades, -incluida la de crear una fundación como tenedora de las participaciones del holding-, para ver cuál es la mejor fórmula para abordar el reto de la sucesión.
Nada está cerrado aún. Y aunque parezca imposible que la quinta o sexta fortuna del mundo pudiera tener problemas para gestionar la sucesión de su imperio, lo cierto es que un Inditex sin Amancio es algo que, seguro que llega, pero que hoy cuesta mucho dimensionar.