Entre la sorpresa y, en parte, la incredulidad del sector, Endesa decidió dejar de operar sus dos últimas grandes centrales térmicas de carbón de As Pontes (A Coruña) y Litoral (Almería). «Estamos sorprendidos por el momento del anuncio» señala una gran firma de inversión acerca del movimiento de la eléctrica española participada, en un 70%, por Enel. La razón es que se esperaba un anuncio más tardío y deja en el aire algunas incógnitas en el proceso como el proceso de cierre, que se pueda garantizar el servicio o el impacto económico más allá de 2019, del que la empresa no ha querido decir nada.
El primer punto que ha contrariado a los analistas de las grandes firmas de inversión es que Endesa en ningún momento ha oficializado que para As Pontes o Litoral pretende una clausura acelerada. De hecho, en la declaración hecha por la eléctrica no se especifica que sea un cierre, sino que se trata de un proceso de discontinuidad en la producción. Además, la compañía tampoco ha solicitado la autorización pertinente al Gobierno para llevar a cabo su desmantelamiento. «Creemos que el operador del sistema puede requerir que al menos algunas unidades permanezcan disponibles durante un par de años para garantizar el suministro», señalan fuentes del sector.
El mantenimiento en activo (aunque apagadas hasta nueva orden) de dichas centrales, en las cuales la compañía había efectuado las inversiones para que puedan operar más allá de junio de 2020, dado que no ha pedido su cierre buscaría seguir sumando a sus cuentas el llamado pago por capacidad, señalan analistas de Bloomberg. Lo anterior, se trata de un abono que hace el Gobierno a las firmas eléctricas por mantener sus centrales térmicas (tanto de carbón como de ciclos) para que estén disponibles en caso de necesidad del sistema. Un sistema que ha retribuido a las empresas energéticas muy por encima del coste real y que le ha llevado a estar en el punto de mira de la CNMC, del propio Gobierno o de Bruselas.
Otro de los puntos conflictivos en la operación de Endesa es como será capaz de abastecer su nómina de clientes sin operar los más de 2.000 GW con los que contaba en As Pontes y Litoral. De hecho, en 2018 Endesa generó hasta 20 TWh de energía eléctrica a través de la quema de carbón, una cifra que se ha reducido en este 2019, pero que sigue siendo todavía importante. En concreto, los últimos datos presentados por la firma dirigida por José Bogas señalan que la producción mediante carbón, entre enero y junio, fue dos veces superior a las renovables, 4.116 GWh frente a 2.091 GWh, y también casi el doble a la de ciclos combinados que fueron 2.456 GWh.
En principio, la idea de la compañía es la de sustituir la potencia instalada por otros desarrollos renovables que ya están en proceso. El problema es que las previsiones iniciales de 3,7 Gwh de energías renovables debería llegar en 2021, por lo que muchos proyectos todavía no están finalizados haciendo difícil la transición por el momento. La única alternativa real para Endesa, hasta que pueda desarrollar sus nuevos parques renovables o adquiera nuevos en los próximos meses, será el de seguir operando a pleno rendimiento sus centrales nucleares, mientras sigue acudiendo al mercado mayorista para comprar energía eléctrica. De hecho, la compañía participada por Enel es la que más energía compra, para abastecer a sus clientes, de todo el sistema eléctrico español.
EL DESCUADRE FINANCIERO SE CONCENTRARÁ EN EL FUTURO
En la nota emitida, la compañía intentó tranquilizar a los inversores explicando que el pago del dividendo con cargo a este ejercicio no corría peligro. La puntualización está en lo correcto, aunque esconde también una trampa, por dos razones principales: la primera, que la principal cobradora, Enel, es también la que ha tenido que dar luz verde a la operación. En segundo lugar, que la retribución al accionista se basa en el beneficio neto ajustado y en este caso, se producirá solo un cargo por deterioro y un aumento de las provisiones relacionada con la jubilación anticipada de las centrales de carbón, por un importe de 1.300 millones. Pese a ello, desde JPMorgan avisan de que «no puede ser irrelevante para fututos dividendos».
Endesa ha dejado en el aire algunas incógnitas: como el proceso de cierre, que se garantice el servicio o el impacto financiero más allá de 2019
Uno de los puntos importantes para que la firma de análisis dé un toque de atención a los inversores de Endesa es que el flujo libre de caja se verá presionado en los próximos años. «A corto plazo, la salida del carbón también puede afectar el flujo de caja de Endesa en medio de la ausencia de una contribución de las centrales eléctricas térmicas y el aumento de la inversión en energías renovables», señalan los analistas. Además, matizan las palabras de la compañía y ven un impacto más grande en dicha partida, puesto que pese a que la aportación al margen operativo fue pequeño (según la propia compañía) su contribución al flujo de caja «fue nada despreciable».
Por último, en la posición de la española destaca su intento de desvincularse de las decisiones de la matriz. Así, los analistas han mostrado su sorpresa del anuncio dado que lo esperaban el 26 de noviembre que la firma italiana presenta su Capital Market Day, de tal manera que la firma ha querido desmarcarse para su marca española. Pese a ello, todavía se esperan medidas de calado tanto para una como para otra ese día, ya que Enel todavía tiene un volumen importante de capacidad instalada que funciona con la quema de carbón y que presentó un plan muy ambicioso, también Endesa, de inversiones en energías renovables.