El gimnasio se llena cuando pasan las Navidades y te entra el «cargo de conciencia» cada vez que recuerdas lo que has comido o te pruebas la ropa que «ha encogido por arte de magia». Pero también pasa lo mismo tras el verano, cuando las vacaciones te hacen descuidarte en lo que comes y lo que haces, buscando así adelgazar. Hay fechas claves en las que el gimnasio se hace de oro por nada. Sí, por nada, porque te apuntas, vas dos días o una semana como máximo y ya no vuelves.
La permanencia en el gimnasio es algo que cuesta bastante. Te lo planteas, te decides, te gastas un dineral, te compras ropa especial para no parecer el raro del gimnasio. Pero ni aún así logras continuar yendo.
También hay personas que son constantes y no faltan nunca al gimnasio. No es que sean raras o que tú seas un vago, es que realmente es un esfuerzo y tienes que acostumbrarte a la rutina. Tan solo tienes que superar un tiempo y todo será mucho más fácil. E incluso echarás de menos los días en los que no vayas.
Te dejaré el «Santo Grial» para que no abandones el gimnasio en todo el año, pero debes hacerme caso. Apunta.
Escoge bien
Lo primero que tienes que hacer antes de apuntarte a un gimnasio es preguntarte lo siguiente: ¿Puedes pagarlo? ¿Está muy lejos? ¿Qué necesitas? Vamos a responder las preguntas entre los dos.
Cuando piensas en apuntarte al gimnasio, lo cerca o lejos que esté es muy importante. Hoy en día el tiempo es oro y también un motivo por el cual dejarlo o continuar. Busca algún gimnasio que esté cerca de tu casa o de tu trabajo, según desde donde tengas pensado ir.
Seguramente conozcas un gimnasio en el que tienen sauna, hidromasaje y máquinas con última tecnología instalada en los aparatos, pero ¿te lo puedes permitir? Hay algunos que son realmente caros y que puede ser que tu economía te permita pagarlo un mes o dos, pero ¿y el tercero? Intenta encontrar uno acorde a tu situación económica.
Según lo que quieras conseguir así serán las características del gimnasio en que te debes apuntar. Es decir, puede ser que tengas uno a cinco minutos de casa, pero en el que solo haya máquinas de pesas y tú quieras hacer spinning o aerobic. Entérate antes de qué ofrece y escoge en base a estas tres cosas que te acabo de decir.
Ejercicios específicos
Segundo consejo para que «no tires la toalla a los dos días» y el gimnasio sea solo una utopía. Tienes que hacerte amigo del entrenador y del que se encarga del sitio. Sí, así tal como suena.
Por mucho que hayas leído o por muchas películas que hayas visto no eres profesional y puedes incluso llegar a lastimarte si trabajas mal. Debes de preguntar todo lo que no entiendas y lo que entiendas también. Nadie ayuda a los listos…
Cuéntale al entrenador del gimnasio lo que quieres conseguir (si es adelgazar, coger músculo, etc.) y la zona que deseas trabajar y te dará una tabla de ejercicios. Mira bien que no sean siempre los mismos, no es saludable trabajar con mucha intensidad las piernas y olvidar los brazos o el resto del cuerpo. Pide rutinas variadas para no aburrirte y a la vez trabajar y tonificar todos los músculos.
Metas reales con resultados
«Roma no se hizo en un día», pues lo mismo pasa con tu forma física. Si pretendes adelgazar, marcar y tonificar tu cuerpo en un mes, es mejor que te hagas a la idea desde el minuto cero que ESO NO ES POSIBLE.
El trabajo tiene su recompensa, pero a largo plazo. Cuando llegues al gimnasio intenta ser realista y proponerte metas alcanzables y con resultados a corto plazo. Por ejemplo, quieres perder dos kilos en un mes o quieres reducir 2 centímetros de cintura.
Otra forma de no desesperarte ni de aburrirte es coger una libreta en la que apuntes todas tus metas y tus logros. Anota el día que empiezas, tu peso o tus centímetros y ve comparando los resultados. Seguro que te sorprenderá y te animará a continuar. Cada día te costará menos.
Alimentación
Hacer ejercicio e ir al gimnasio es importante para tener una vida saludable y esquivar problemas de salud como el sobrepeso o la obesidad. No obstante, si vas al gimnasio y luego te comes ocho donuts de chocolate estamos en las mismas.
Ya que te has decidido a seguir una rutina de ejercicios y te has comprometido CONTIGO MISMO en ir al gimnasio para adelgazar o coger forma física, lo siguiente que debes hacer es tener una alimentación equilibrada y saludable.
No se trata de que te lleves todo el día masticando zanahorias. El truco está simplemente en elegir los alimentos más adecuados. Debes tener una dieta en la que todo esté equilibrado, el cuerpo necesita carbohidratos, vitaminas, minerales, proteínas, grasas y por supuesto AGUA. Se suele olvidar siempre uno de los elementos principales que el ser VIVO necesita para sobrevivir, tienes que tomar de dos a dos litros y medio de agua al día.
No dependas de nadie
Al contrario de lo que la mayoría de los artículos de este tipo que leerás no te recomiendo que vayas con amigos al gimnasio. Al principio puede parecer tentador no ir solo y que uno tire del otro, pero también es un «arma de doble filo».
Si tú puedes inventar mil excusas para quedarte en casa tirado en el sofá, o lo tienes difícil para sacar dos horas libres al día imagina si sois dos. Cuando el otro no vaya tú tampoco querrás ir y viceversa. O que empieces a sentir celos por adelgazar más o menos haciendo lo mismo.
No se trata de que te vuelvas sociópata ni mucho menos, más bien todo lo contrario. Míralo como una oportunidad para conocer gente nueva, para hacer amigos y para estar con otras personas que YA llevan más tiempo yendo al gimnasio que seguramente te animarán también a ti a continuar.
Crea hábitos saludables
Ya que te has decidido y estás yendo al gimnasio e incluso puede que hayas superado tu propio récord de asistencia con estos trucos ahora es momento se continuar mentalizándote y cambiar tu vida un poco más, no solo para adelgazar, sino para vivir mejor.
Deja el teléfono móvil, aparta tu vista del ordenador y sal a caminar. Ve al campo los días libres o cuando no esté abierto el gimnasio, monta en bicicleta, respira aire puro. Visita un parque, un río, o una montaña, ¿por qué no? ¿Tienes algo mejor que hacer?
Salir a respirar con la familia, con amigos o solo. Dedícate tiempo para pensar y para desconectar del mundo y de la rutina diaria. La desintoxicación de todo es buena para poder tomar decisiones.
Apúntate a clases en grupo
No es bueno que compitas con los demás siempre que no sea para superarte a ti mismo. No puedes competir con Jackie Chan si eres cinturón blanco. Pues en el gimnasio ocurre igual. Si lo haces y no lo logras solo conseguirás deprimirte y dejarlo. Tu ritmo, tus metas y tus posibilidades.
Una opción es apuntarte dentro del gimnasio a clases específicas como el spinning, el aerobic o la zumba, por ejemplo. Hay más personas y será divertido.
Puede que al principio te dé un poco de vergüenza no tener ni idea, perderte en los pasos e incluso caerte al tropezar con el Step. Si te sucede eso recuerda una cosa, NADIE NACE SABIENDO. Los que observas que parecen autómatas programados también tuvieron un comienzo.
Diviértete
Y por último y más importante: DIVIÉRTETE. Es primordial que no vayas a disgusto porque entonces desistirás pronto y lo de adelgazar será más complicado por tu estado de ánimo. Un truco para que eso no suceda y estés mirando el cuenta kilómetros de la bicicleta estática es usar música.
Hoy en día, aunque las máquinas de ejercicios del gimnasio no tengan incorporadas tecnologías puedes usar tu teléfono para oír música que te anime. En la red hay cientos de temas específicos para hacer deporte. Otra opción igual de viable es escuchar audiolibros, es una genial forma de ejercitar cuerpo y mente.
Si cada día te lo tomas como un nuevo reto y como un nuevo logro acudir al gimnasio no será ningún problema para ti e incluso lo echarás de menos cuando no puedas ir.