Pablo Iglesias dio un golpe en la mesa hace cinco años y contribuyó a regenerar la política española con un discurso que se apoyaba en el indudable tirón mediático que tenía Podemos, que carecía de la mojigatería tradicional de Izquierda Unida y despertaba un gran interés en la profesión periodística antes de los enfados entre los morados y personajes como Lucía Méndez.
Cinco años después Iglesias da palos de ciego, aunque ha reconducido la situación en los últimos meses al poder en jaque público al establishment del cuarto poder. Eso sí, el líder de la formación morada se ha rodeado de una camarilla que tiene dos características en común: son conservadores desencantados y contribuyeron a la llegada de José María Aznar al poder.
Ahí están los nuevos amigos de los neocomunistas: Lucía Méndez, fontanera en La Moncloa durante los tiempos de Miguel Ángel Rodríguez en la secretaría de Comunicación; Enric Juliana, vaticanista tiene el acierto de escribir en Madrid como un corresponsal extranjero; y Pedro J. Ramírez, eterno conspirador que sufrió una persecución infame por parte del Gobierno anterior.
¿El resto? Podemos no ha sabido confeccionar un ejército mediático propio y se fía de proyectos menores como ‘La Tuerka’o ‘Fort Apache’, con escaso tirón en medios minoritarios y en Youtube. Eso y Juan Carlos Monedero, guardaespaldas mediático de Iglesias, que no de Podemos.
LUCÍA MÉNDEZ SE DISTANCIA DE IGLESIAS
Pablo Iglesias explicaba esta semana en Televisión Española que estaba «dispuesto a asumir una humillación, pero no a 3,7 millones de votantes», en clara referencia al teatrillo que está organizando Iván Redondo con las sobreactuadas actuaciones estelares de Sánchez, Calvo, Ábalos y Lastra.
El líder de Podemos apuntaba alto ante Xabier Fortes: «Quizá lo más inteligente no es enviar primero la propuesta al grupo Prisa para negociar». O quizás sí, porque Prisa ha vuelto a sintonizar con Ferraz tras años de desencuentros cebrianitas.
De desencuentros también se habla en El Mundo tras un desliz de Iglesias que demuestra lo pagada de sí misma que está una de sus periodistas: «El otro día Lucía Méndez me dijo en el Congreso: el sistema, Pablo, no va a permitir que tú entres en el Gobierno ni que yo dirija un periódico».
LA TRIFULCA
Méndez replicó en Twitter: «Lo que me faltaba a estas alturas es que un político desvele, interprete a su manera y utilice una conversación conmigo en su beneficio. Hablo con todos los políticos y no estoy dispuesta a alimentar el morbo. Con relación a Pablo Iglesias, ya sé lo que debo hacer en el futuro».
Iglesias pidió disculpas, pero algunos prebostes de El Mundo creen que el secretario general morado se vengó de Méndez, que había puesto el oído en La Moncloa y había escrito que su ahora enemigo no controlaba «ni su partido» y que en el PSOE temían su entrada en el Gobierno porque «habría gestos y numeritos todos los días».
LUCÍA MÉNDEZ ACUMULA POLÉMICAS
No solo Iglesias ha chocado con Lucía Méndez, que hace tres años denunció en Twitter el zafio machismo de Federico Jiménez Losantos en un artículo sobre Irene Montero, a la que acusaba de ascender políticamente por la vía de la alcoba.
«Cuando se traspasan todos los límites escribiendo. Cuando se cae en lo mismo que se pretende criticar», decía Méndez tras leer al turolense, que decía que «la novia del Amado Líder es importante mientras es novia; deja de serlo cuando el Amado acomete otra empresa intelectual».
Losantos la linchó con saña: «Hay una chica que estuvo de empleada de la zarina Botella y ahora está de empleada de la zarina Montero y en El Mundo intenta trastocar. A ver si te enteras Lucía Mendez. Yo entiendo que haber servido los cafés a Miguel Ángel Rodríguez es muy duro y que ahora le tengas que poner el café con leche a Irene Montero pero a ver si te enteras antes de señalar a la gente en Twitter porque yo te señalo aquí.
Lucía Méndez también tuvo un choque con otro compañero de periódico, Arcadi Espada, al que acusó de escribir una «obvía grosería»: el ego hecho carne había invitado en un artículo a Aznar a decirle a Gabriel Rufián si le quería hacer una felación.
DAVID JIMÉNEZ Y LUCÍA MÉNDEZ
David Jiménez también apuntó a Lucía Méndez en el libro ‘El director’. El periodista afirma que la redactora jefe de Opinión de El Mundo «se erigía sobre todos sus compañeros en la redacción» y «ejercía sus influencias sin sutilezas».
Méndez, galardonada con el Premio Puro Cora y con el Premio de Periodismo Josefina Carabias, se molestó: «La abnegada redacción de El Mundo -varios ERE, 4 directores en 4 años- no se merece andar en cantares por aquí. Ni sus periodistas ser señalados en un libro de cotilleos de un ex director que no citaré para no publicitarlo. El respeto a los compañeros es lo primero. Lo primero«.
Jiménez respondió a la nueva contertulia de ‘Hora 25’: «Soy el innombrable. Respeto completamente. Igual que yo he escrito el libro con libertad, la gente tiene libertad para ponerlo verde, con una salvedad: me gustaría que la gente que lo critica lo hubiera leído».