Todos hemos soñado alguna vez con poder comprar nuestra propia casa. Si vives de alquiler, quizá hayas estado echando cuentas y hayas visto que sale más rentable en muchos casos meterse en una hipoteca que seguir como estás. Esto ocurre, sobre todo, si vives en una ciudad grande, cuyos alquileres están por las nubes.
Sin embargo, también es cierto que pedir un préstamo hipotecario se trata de un proceso largo y más bien complejo. Y puedes llegar a perder la paciencia o firmar cualquier cosa si no entiendes ben de qué va el tema.
Por ello, es importante tener en cuenta algunas reglas a seguir para conseguir la mejor financiación.
Recopila información sobre pedir una hipoteca
Esta etapa es una de las más importantes en el proceso. Si estás decidido a firmar una hipoteca, es bueno que antes recopiles toda la información que puedas sobre ello.
Esto te ayudará a no dar ningún paso en falso y controlar en todo momento lo que te están ofreciendo y saber si es rentable o no. Interésate por la situación actual del mercado inmobiliario y piensa qué tipo de préstamo se adapta mejor a tus necesidades.
Lo más importante es saber si podrás hacer frente a los pagos periódicos, cuál es el plazo de amortización, controlar nuestros ahorros y saber con qué margen nos quedaríamos en caso de que la cosa no fuera como esperamos.
Compara entre las diferentes del mercado
Otro punto importante es que, después de conocer todo lo anterior y haberte informado al detalle sobre el tema, pases a comparar entre todas las hipotecas que ofrecen las diferentes entidades bancarias.
Comparando distintos préstamos tanto de diferentes entidades como de una misma (pues hay muchas que ofrecen diferentes condiciones en cada una de ellas), podrás establecer diferencias y conocer y comprender mucho mejor lo que te están ofreciendo en todo momento.
Busca, compara y apunta todas las dudas que te surjan en un papel para poder consultarlas con un profesional cuando llegue el momento oportuno. Indudablemente, en las condiciones de la hipoteca encontrarás términos que quizá no conozcas, por lo que siempre es aconsejable consultar antes con un experto en el tema.
Conoce los tipos de préstamos hipotecarios
Antes de meterte de lleno en la firma de una hipoteca, es primordial conocer los tipos de préstamos hipotecarios que podrás encontrar en el mercado.
Estos pueden ser a tipo fijo, en los que la cuota mensual a pagar y el tipo de interés no variarán en ningún momento. Es decir, siempre pagarás lo mismo suba o baje el tipo de interés. Por otro lado también existe el de tipo variable, en el que el tipo de interés está ligado a un índice de referencia (normalmente el Euribor). La cuota mensual variará de acuerdo al Euribor.
Por último, encontrarás una mezcla de los dos primeros. El tipo mixto aplica un tipo fijo durante los primeros años y más adelante pasará a aplicar un tipo variable, teniendo como referencia a cómo esté el Euribor en ese determinado momento. Empezarás pagando lo mismo de hipoteca pero poco a poco irá variando.
Fíjate en el TIN que cobra la entidad
El TIN es el acrónimo de Tipo de Interés Nominal y es el precio que cobran las entidades por prestar dinero a los particulares.
Este tipo de interés es calculado aplicando un porcentaje sobre el capital prestado al cliente. Es igual que en todos los demás préstamos que la entidad te facilite, no solo hablando de la hipoteca.
Este porcentaje aplicado se aplica también sobre el capital que queda pendiente de devolución por parte del consumidor en cada momento. Aquí no se incluyen los gastos ni las comisiones asociadas al préstamo hipotecario.
Ten en cuenta el TAE antes de firmar
El TAE, por su parte, es la Tasa Anual Equivalente. Es decir, el tipo de interés que indica el coste efectivo de un préstamo en el plazo de un tiempo determinado.
Este se calcula de acuerdo a una fórmula matemática teniendo en cuenta el interés nominal, la frecuencia de los pagos, comisiones bancarios y demás gastos generados por la operación.
Esto permite comparar entre distintas ofertas para sacar el coste efectivo de un mismo producto.
Estar pendiente del Euribor es importante
El Euribor es un tipo de índice promedio que sirve para que las diferentes y principales entidades financieras lo tomen como referencia a la hora de prestarse dinero entre sí a corto plazo.
Esto supone que sea un índice variable que fluctúa de forma constante. En una hipoteca a interés variable o mixto, determina la variación de la cuota mensual que se paga por el préstamo bancario.
Debido a su oscilación constante, lo ideal es conseguir una hipoteca que se adapte a las necesidades del consumidor a tipo fijo para olvidarse de la fluctuación del Euribor.
Las comisiones asociadas: otro punto a tener en cuenta
Además de hacer frente al préstamo hipotecario, el cual puede durar hasta 30 o 40 años, también se deben tener en cuenta las comisiones asociadas a la hipoteca.
Las más habituales suelen ser la comisión de apertura, que se calcula sobre el préstamo total y se paga al inicio de la hipoteca. También encontramos la comisión de cuenta asociada a la hipoteca, esta es la cuenta que algunos bancos exigen abrir para asegurarse de domiciliar en la misma los gastos y cuota hipotecarios.
Por último, la comisión por amortización total o parcial de la misma. Es decir, tiene lugar cuando el cliente paga la totalidad o alguna de las partes de la hipoteca de una vez y sirve como compensación a la entidad bancaria por los trámites que haya tenido que realizar.
Estos son los requisitos más comunes para que te concedan la hipoteca
Existen una serie de requisitos fundamentales que, aunque no son los únicos, son los más importantes a la hora de que el banco te conceda la hipoteca.
El primero de ellos es tener ingresos fijos, ya que la estabilidad económica es un principio fundamental a la hora de que puedas firmar el préstamo. Es necesario contar con nóminas y un informe de la vida laboral para poder presentarlos en la entidad.
El segundo aunque no menos importante es poder tener la capacidad de aportar un 20% inicialmente del precio en el que esté tasada la vivienda. Esto es lo que conocemos comúnmente como entrada.